"No son muy creíbles las encuestas, inclusive con excusas metodológicas. Los números son tomados con pinzas. Pero se han instalado dos ideas. Un interrogante sobre el voto joven: una generación de chicos y chicas nacidas durante la crisis del 2001 y saber qué van a votar ellos, que son interpelados por una suerte de rebeldía libertaria y que ven al kirchnerismo como el status quo. La segunda cuestión, en paralelo, es que hay una sensación de indiferencia generalizada, fortalecida por cómo se cuenta esta elección", detalló Rodríguez.

"Por otro lado, hay una excesiva conurbanización de la política y los medios, hay que irse tierra adentro para ver las otras discusiones y realidades. Algunos temas que están en el aire que son interesantes: el debate entre desarrollo y ambiente; la fe popular y el supuesto complot de la nueva derecha. Mientras, las coaliciones están sólidas y son el tapón real que crezca la antipolítica", consideró el cofundador de la revista Panamá, en diálogo con el programa Detrás de las Noticias, que se emite de lunes a viernes, a las 21, por AM530 Somos Radio (Buenos Aires).

Por su parte, Diego Genoud contó que "si uno habla con gente del gobierno dicen que las encuestas les dan bien en la provincia de Buenos Aires, con 5 puntos de diferencia. Pero las encuestas vienen fallando hace tiempo y ahora se le suma cierto hartazgo entre los consultados. Son aproximaciones parciales. Si gana las PBA por 6 puntos, puede tener una victoria nacional de 4 puntos, inclusive perdiendo en CABA, Córdoba y Santa Fe, por el peso demográfico bonaerense".

"Aun un triunfo del Gobierno, no es un cheque en blanco de sus votantes, especialmente de aquellos que tengan en cuenta la situación que le tocó, pero que no lo van a apoyar de manera indefinida con los ingresos por el piso. Hay un compás de espera, dice el consultor Federico Aurelio. Sigue habiendo un crédito al gobierno de Alberto Fernández, pero no se sabe hasta cuándo dura. Es ahí que el Frente de Todos no se debe confundir", evaluó el autor del libro El peronismo de Cristina, para quien la vicepresidenta "tiene diferencias y está disconforme con muchas cosas, pero no le quitó el cuerpo a la campaña, solo dosificó sus apariciones como habitualmente hace".