(Por Patricio Delgado)* No fueron sólo antenas para un cambio de norma (ISDB-T) lo que movió las estructuras del poder mediático en el país; fue el haber montado una estructura para la generación de contenidos, esto resultó intolerable para un poder económico mediático con el cual ya había tensiones muy fuertes.

Los grupos concentrados de la economía con sus expresiones nacionales y trasnacionales se vieron molestos desde un principio con el rumbo de los acontecimientos. El proceso de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) activó todos los mecanismos del sistema para frenar el desarrollo de esta políticas de comunicación pública con soberanía popular. Para esto usaron una parte importante del poder judicial que, con recursos de amparo, frenaron la aplicación de algunos puntos claves de la ley. También desarrollaron una campaña desde sus multiplataformas mediáticas (diarios, radios, revistas, canales de tv, etc..) con un ejército de sus mejores comunicadores para armar operaciones de estigmatización, odio, miedo y victimización de los grupos concentrados .

El Ministerio de Planificación, con Julio Miguel De Vido, fue uno de los organismos gubernamentales que no frenó nunca la implementación real de la ley. Se puso al hombro el arranque de la TDA con la creación del Consejo Asesor y el Banco Universal de Contenidos Audiovisuales (BACUA) pese a las presiones del poder real. Ese gran empuje tuvo resistencia fuera del gobierno y dentro del gobierno, cuestión que generó que la política se desarrollara al estilo enredadera, creciendo por donde se podía, lo que a la larga constituyó una debilidad para el proyecto.

En Argentina, a partir de la dictadura, la televisión privada fue la dueña de la escena. En los noventa se profundizó esa situación con la privatización de canal 11 y de canal 13 que a su vez tenían repetidoras por todo el país. Sumado a esto, en la misma década se desbastó el canal 7 ATC, hoy llamada TV Pública. En este escenario mediático, y en un contexto de fuerte polarización política con los sectores del poder económico concentrado del país, nació la LSCA (con el antecedente de los 21 puntos por una radiodifusión democrática). Este es el marco preciso en el que se desarrolló la política de la TV digital, que lejos de una mirada instrumental, plantea una disputa de fondo en el sector de generación de contenidos, el cual hacía más de 3 décadas venía concentrándose a nivel mundial de manera acelerada.

Entonces podemos decir que la LSCA abrió la cancha para que entraran nuevos actores a la comunicación audiovisual y la TDA le dio el soporte técnico para que se hiciera una realidad efectiva multiplicando el espacio para la transmisión de contenidos por cinco: en vez de 5 señales se podían ver 25. Pero no sólo eso, sino que además nació la TDA Contenidos (área de generación y formación) que contaba con las siguientes políticas:

- Un Banco de contenidos el BACUA con más de 70 canales adheridos y con 3000 horas producidas para distribuir a los canales de todo el territorio nacional

- La primera plataforma de contenidos a demanda gratuita de Argentina llamada CDA Contenidos Digitales Abiertos con mas de 500 mil usuarios y millones de reproducciones

- Planes de Fomento que se transformaron en más de 600 producciones realizadas junto al INCAA, 20 coproducciones realizadas con EDUCAR y más de 200 contenidos producidos junto a RTA y universidades nacionales.

- Acua Mayor, la primera señal latinoamericana dedicada a los adultos mayores. Del Programa Polos, que conformó NODOS en todo el país para articular entre sectores universitarios y organizaciones sociales

- Acua Federal, que dio pantalla a producciones del BACUA para contar el país.

- Panorama Federal, un noticiero producido con contenido de 14 señales de todo el país.

- Instalación de más de 30 Centros de Producción Audiovisual CEPAS en Universidades y Canales Públicos .

- Creación de una Unidad de Producción Audiovisual que realizó más de mil coberturas y varios cientos de spots para difundir políticas públicas.

- Entrega de más de 2 millones de decodificadores en todo el país.

- Instalación y puesta en funcionamiento de más de 60 Estaciones de Transmisión de TV Digital.

- Miles de puestos de trabajo, en toda la industria audiovisual,

- Producciones premiadas y reconocimientos internacionales por doquier

Hoy, de las tres estructuras que se armaron en los 12 años de las gestiones de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner, RTA, EDUCAR y TDA, sólo quedan 2; las dos que tenían una estructura legal que las constituía y le daba estabilidad a sus trabajadores. La TDA, la televisión del futuro, la multiplataforma que constituía lo más avanzado en materia de infraestructura y de concepto audiovisual no pudo aguantar la embestida macrista tras la confirmación en las urnas de octubre del 2017 del proyecto político que devastó el Estado y el país.

Lo estructural: La TDA sufría de una debilidad con respecto a su constitución legal, no era una empresa del estado, tampoco era un organismo, ni un instituto; era una política que en su desarrollo se fue alejando de su lugar de nacimiento: el ministerio de Planificación federal. Esta debilidad estructural, trajo aparejada toda una serie de problemáticas laborales que se fueron saldando gracias a la organización sindical del SATSAID y el diálogo con las autoridades. Lo que nunca se pudo solucionar fue el problema de fondo, que a finales del 2015 significó que los trabajadores quedáramos en pésimas condiciones para afrontar el cambio de gestión, y una situación de debilidad extrema para defender las políticas que le daban sentido a nuestra existencia dentro del Estado.

El último día de TDA contenidos fue el martes 27 de diciembre de 2017 cuando el titular de medios y contenidos públicos Hernán Lombardi, su lacaya Gabriela Ricardes, y el turista Mauricio Macri hicieron todo para cerrarla. Aunque la decisión ya estaba tomada desde mucho antes por su jefe político Héctor Magnetto, con el afán de que el Estado pierda toda su capacidad productiva en un área sensible a sus intereses, ese día se perdió una gran inversión y una estructura que generaba contenidos de calidad, federales e inclusivos que llegaban a todos los rincones del país. Ese día se perdió el corazón de los que sus trabajadores y trabajadoras llamábamos La Alta Definición del Pueblo.

La pantalla siguió prendida pero la grilla se llenó de fantasmas. Hoy la TDA parece la alta definición evangelista. Muchos canales que nacieron nativos de este sistema hoy están alquilados por diferentes grupos religiosos. La señal de noticias Telesur fue reemplazada por un canal que transmite la mitad del día en francés y así podríamos seguir una enumeración fatal. El BACUA está en stand-by, las antenas sin mantenimiento, etc… Así nos dejó el macrismo y la pandemia. La gestión actual está trabajando fuertemente en un relanzamiento de alguna de estas políticas pero le toca arrancar desde muy atrás.

Como reflexión final, y de cara a lo que viene, decir que toda esta política revolucionaria y maravillosa que describimos en estas líneas estaba sustentada en 180 trabajadores bajo el régimen de monotributo, 180 compañeros y compañeras que se organizaron, que pusieron su cabeza, su cuerpo, para materializar esta política que tenía un alto valor real y simbólico, que se desvaneció con la misma liviandad con la que el neoliberalismo concibió esas precarias formas de contratación y de vinculación laboral durante los años 90.

* Delegado del SATSAID despedido del Sistema federal de Medios y contenidos públicos. Militante político, trabajador audiovisual

En estas fotos el contraste. En la primera el colectivo de trabajadores/as durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con el orgullo de ser parte de una política transformadora. En la segunda, la resistencia a la destrucción: la toma del CCK durante el gobierno de Mauricio Macri.