¿Qué es exáctamente Grupo Nomeolvides, cómo empezó y cómo se convirtió en una especie de referencia para la comunicación territorial del peronismo?

Somos una organización de comunicadores peronistas que entre fines de 2015 y principios de 2016, buscando una explicación al triunfo de Macri, entendimos que había algo que no estábamos haciendo bien. Al principio, a pura intuición, con charlas taller en unidades básicas bonaerenses, para grupitos de treinta o cuarenta compañeros. Después fuimos conceptualizando, discutiendo, investigando un poco más, sin abandonar esa militancia.

La devolución siempre era muy positiva y la demanda nos desbordaba. Esa fue la primera confirmación. Después, en el camino, vimos que otros compañeros intentaban lo mismo: Peroncho, Pedro Saborido o Rosemblat desde el humor, Ana Castellani y Paula Canelo con una perspectiva más académica, los compañeros de la plataforma Mueve en los territorios digitales, nosotros en el territorio físico, pero todos rondábamos el mismo planteo.

Volvemos enriquecidos por la experiencia y el cariño.
Ahora, con toda la información, a pensar la #campañamolecular oriental. La victoria del @Frente_Amplio es fundamental para el proyecto continental de la Patria Grande #ElFuturoEsConTodos pic.twitter.com/fX4Jo5RPy5

— Gaston Garriga (@gaston_garriga) September 14, 2019

En democracia, hay que construir mayorías. Eso no se logra hablando entre nosotros ni confrontando al núcleo duro macrista. Se logra pensando y construyendo discursos específicos para el fluctuante o mal llamado independiente. A ese que hemos maltratado o abandonado por años. Los militantes, en este planteo, tienen una cuota enorme de responsabilidad y de poder, a la hora de sumar, porque a esos compatriotas los vemos en el barrio, en el club, en la estación de tren o en la cola del chino. Son nuestros vecinos, amigos de la infancia, parientes, compañeros de trabajo.

Esto es lo que hemos predicado y militado en estos casi cuatro años, sobre todo en la PBA, pero también en CABA y en algunas otras provincias.

¿Y uds. se especializaron en eso? ¿Guionan las conversaciones de los militantes en la vida cotidiana?

Algo parecido, pero no exactamente. Compartimos con los talleristas una perspectiva, una mirada, que les permite un abordaje distinto y, en consecuencia, desarrollar un discurso acorde a quién tienen delante. Guionar a los miles de militantes desplegados en todo el territorio nacional sería materialmente impracticable y políticamente poco productivo.

Pero el gobierno guiona toda su comunicación...

Y probablemente haya sido uno de sus aciertos, porque tienen una matriz empresaria, corporativa, bien vertical y de obediencia debida. Pero no hay recetas universales. Lo que funciona allá, acá puede ser contraproducente. Nosotros, en cambio, preferimos compartir esto que llamamos perspectiva o pedagogía, porque entre otras ventajas, libera el potencial creativo de los compañeros. Desde el punto de vista del concepto de Perón de la economía de fuerzas, ¿por qué voy a dejar la comunicación en manos de cinco iluminados si puedo aprovechar la capacidad de miles de compañeros, aunque no tengan formación específica?

Además, el abordaje ideal es individual. Cada individuo es único e irrepetible. Entonces, no tiene sentido poner en la calle a miles de robots repitiendo lo mismo. La conversación, creemos, debe construirse como un traje a medida. Si el objetivo es convencer a los sueltos, no puedo convencer a quien no conozco y no puedo conocer a quien no escucho. Escuchar es lo primero. Escuchar y escuchar. Una práctica que habíamos abandonado.

¿Y qué cambió para uds a partir de las PASO?

Obviamente estamos muy contentos con el resultado, pero creemos que estas herramientas -los talleres de comunicación persuasiva y las campañas moleculares- están llamadas a enfrentar desafíos mayores después del 10 de diciembre.

Hace cuatro años, muchos compatriotas fueron inducidos a odiar a CFK y votas a Macri. Hoy, enojados con Macri, votaron a Alberto, pero eso no significa que se hayan peronizado ni que reconozcan el concepto de lawfare. Entonces la pregunta estratégica es, ¿qué política nos vamos a dar para esos compatriotas -tu cuñado, mi primo, etc.- para que dentro de cuatro años no voten cualquier cosa, porque Alberto no cumplió con todas sus expectativas? Para nosotros la persuasión debería ser política de estado.

¿De eso habla el libro “Campañas moleculares”?

Claro. El libro aspira a sintetizar nuestra experiencia y sus bases teóricas. Sabemos que en los últimos años las campañas se volvieron más complejas y super especializadas. En ese aspecto, el que logra darle una orgánica a lo inorgánico o sistematizar lo espontáneo, corre con ventaja. #Sivosquerés es un ejemplo de eso. Si ningún jefe de campaña deja librado al azar o a la inspiración del momento lo que se postea en redes, lo que se pauta en medios ni lo que se pinta en muros, ¿por qué correr riesgos con las conversaciones cotidianas?

¿Me das un ejemplo?

Vamos con un ejemplo porteño. Una cosa es que vos me digas “el macrismo privatiza el espacio público” y otra muy distinta “vamos a tener que pagar para estacionar en la calle”.

El primer enunciado es abstracto, impersonal y supone que mi interlocutor conoce previamente algunos conceptos. El otro, en cambio, es directo, concreto, sencillo. Lo ideal es que uno lleve al otro, de lo particular a lo general. “Se vienen los parquímetros en los barrios. Por si faltaba una confirmación de que el macrismo privatiza el espacio público”. No hay que explicar todo sino dar indicios que alienten al otro a desarrollar una reflexión propia. en este sentido, menos es más. https://gastongarriga.com