El tigrense Sergio Massa y el cordobés José Manuel de la Sota disputarán esa interna el 9 de agosto y ambos, en las últimas horas, han derechizado su discurso para competirle al porteño Mauricio Macri en su propio territorio ideológico, luego de fracasarles la estrategia de “la ancha avenida del centro”.

Massa descalificó las ayudas sociales y aseguró que "el Estado mantiene vagos con planes sociales”, por lo que prometió revisarlos en caso de ser gobierno. No obstante, aclaró que "no hay que generalizar", sino que él se refiere a "los amigos de la política que a través de programas o de empleos viven sin trabajar".

No conforme, el diputado nacional bonaerense, en diálogo con radio Continental (Buenos Aires), expresó que "Argentina está siguiendo los pasos de Venezuela" y que el gobierno tiene la intención de "sacar de la cancha" a los jueces que no le son afines.

El fin de semana, en América, había embestido contra la ley de Medios, al considerar que fue una creación de la administración K para “perseguir a distintas empresas periodísticas. A Clarín, entre otras”.

Lo llamativo es que fue el propio Massa que presentó dicha iniciativa legislativa como Jefe de Gabinete del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. “Respeto a Magnetto. Lo vi sólo dos veces en mi vida”, había aclarado en la entrevista con el canal del Grupo Vila-Manzano.

El competidor de Massa, el gobernador cordobés José Manuel de la Sota, por su parte, volvió a enarbolar el discurso de “reconciliación nacional” muchas veces utilizado para intentar terminar con los juicios contra los genocidas y los cómplices civiles de la última Dictadura.

“Quiero una Argentina donde demos vuelta la hoja, sin vivir pensando todo el tiempo en lo que ocurrió", le expresó a un grupo de jóvenes en el barrio porteño de San Telmo, a los que les prometió que un hipotético gobierno encabezado por él no buscaría “venganza ni revancha, sino justicia".

Más tarde, en diálogo con Télam, De la Sota intentó aclarar sus dichos: “Dar vuelta la hoja significa continuar con los juicios hasta el final a la vez que, como dice la Iglesia, lograr la reconciliación y enfrentar los derechos humanos del presente".

Mientras el primer mandatario mediterráneo recorría este fin de semana partidos del Gran Buenos Aires, en Córdoba, sus dirigentes apuraban a la Justicia Electoral para recuperar la mayoría propia en la Unicameral, luego de que el escrutinio provisorio les adjudicara sólo 34 bancas, luego de la elección del 5 de julio.

El histórico apoderado del PJ cordobés, Domingo Carbonetti, centró su mira en el departamento de Pocho, donde Unión Por Córdoba perdía sólo por 8 votos. El experto hombre de confianza de De la Sota recurrió 14 votos y logró que la banca que había sido adjudicada a un radical (que en la desesperación, sustrajo dos votos y salió corriendo, mientras gritaba “No quiero que me roben la elección”) pasara a manos del delasotismo, por 1 voto.

Con esta banca, De la Sota le asegura a su socio Juan Schiaretti, electo gobernador, la mayoría propia (en caso de empate en 35, desempataría el vice de Schiaretti, Martín Llaryora, como presidente de la Unicameral), mientras Carbonetti intenta por estas horas conseguir también el quórum propio.

Para ello, los delegados de Unión por Córdoba fuerzan el escrutinio oficial definitivo para que el sistema D'Hondt de reparto de cargos les asigne un legislador más a costa de birlárselo al Frente de Izquierda (que hasta ahora suma 3 bancas) o al Encuentro Vecinal (una banca, según el escrutinio provisorio).