
El presidente de la Nación Argentina, en virtud del artículo 99, inciso 7 de la CONSTITUCIÓN NACIONAL, designa a Francisco Sánchez como Secretario de Culto del MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES, COMERCIO INTERNACIONAL Y CULTO, otorgándole un rango protocolar más propio de embajadores, desatando preguntas sobre las prioridades del gobierno.
Walter Onorato // Miercoles 28 de febrero de 2024 | 10:16
(Por Walter Onorato - @WalterOnorato) En un sorpresivo y cuestionable giro diplomático, el presidente de la Nación Argentina ha designado a Francisco Sánchez como el flamante Secretario de Culto del MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES, COMERCIO INTERNACIONAL Y CULTO, según el Decreto 201/2024 publicado el 28 de febrero de 2024.
La movida, respaldada por el artículo 99, inciso 7 de la CONSTITUCIÓN NACIONAL, ha dejado perplejos a muchos, ya que, según el mismo decreto, Sánchez ostentará la categoría de "Embajador Extraordinario y Plenipotenciario" únicamente para fines protocolares. ¿Una medida extravagante para un Secretario de Culto?
El nombramiento, efectivo desde el 16 de enero de 2024, plantea cuestionamientos acerca de las verdaderas prioridades del gobierno. ¿Es la cultura un frente tan crucial como para conceder a su Secretario el rango de embajador? ¿O estamos presenciando una maniobra política diseñada para adornar un cargo con un título más pomposo del que comúnmente le correspondería?
La Ley del Servicio Exterior de la Nación N° 20.957 es esgrimida para justificar este juego de etiquetas. Sin embargo, la utilización de una ley destinada a asuntos exteriores para legitimar la categoría de un Secretario de Culto parece, cuando menos, una decisión caprichosa.
La asignación de gastos a las partidas específicas del presupuesto de la Jurisdicción 35 plantea interrogantes sobre el uso eficiente de los recursos. ¿Realmente es necesario cargar las arcas públicas con los costos de mantener a Sánchez en su flamante posición?
En un cierre que deja más preguntas que respuestas, el decreto concluye con las formalidades acostumbradas. Sin embargo, el nombre "MILEI - Diana Mondino" al final del documento añade un toque de ironía a la situación, sugiriendo que quizás hay más actores involucrados de los que se nos quiere hacer creer.
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En definitiva, el Decreto 201/2024 abre la puerta a una serie de cuestionamientos sobre la transparencia y eficacia de las decisiones gubernamentales. ¿Es este un movimiento estratégico o simplemente una distracción para desviar la atención de asuntos más apremiantes? Solo el tiempo dirá si Francisco Sánchez será recordado como un verdadero "Embajador de la Cultura" o simplemente como un peón en el tablero político.
Sánchez, reconocido por su postura ultraconservadora durante el debate sobre el aborto legal, ahora se encuentra en el epicentro de las críticas debido a sus propuestas extremas, como la pena de muerte para la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner. ¿Cómo es posible que alguien con tales antecedentes sea el elegido para liderar la relación entre el Estado y los distintos cultos en Argentina?
El exdiputado, cercano a figuras como Patricia Bullrich y Victoria Villarruel, ha demostrado una retórica incendiaria en redes sociales, criticando al Papa Francisco y arremetiendo contra el islamismo. Su relación con sectores evangélicos durante el debate del aborto ha levantado cejas y sus ataques a figuras prominentes de la sociedad, como Estela de Carlotto, demuestran un desprecio alarmante por los derechos humanos.
El currículum académico de Sánchez, a pesar de contar con una Diplomatura Universitaria en Derechos Humanos, no parece reflejar sus posturas extremas y su inclinación por propuestas controvertidas, como la pena de muerte por corrupción.
En un país donde la diversidad de creencias y la tolerancia deberían ser valores fundamentales en el ámbito de la Secretaría de Culto, la elección de Sánchez plantea serias dudas sobre la dirección que tomará esta institución. ¿Será capaz de representar de manera equitativa a todas las creencias, o su historial "antiderechos" se impondrá en su gestión?
De esta manera, la designación de Francisco Sánchez como Secretario de Culto no solo desafía la lógica, sino que también arroja una sombra sobre la coherencia y la sensatez en las decisiones gubernamentales. La sociedad observa con cautela este nuevo capítulo en la ya compleja trama política argentina.
Fuente:
https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/304085/20240228
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