Sin embargo, las inquietudes no tardaron en aparecer. Los directivos del Wilson Center cuestionaron cómo se lidiaría con el posible descontento social generado por estas medidas, a lo que Laspina respondió que el Congreso sería el mecanismo para mitigar la tensión. Además, se reveló una alianza parlamentaria con la fuerza política de Javier Milei, lo que podría asegurar el respaldo para aprobar las reformas.

Las críticas también se dirigieron hacia el hecho de que este plan económico ya había sido implementado por Mauricio Macri en 2016 sin resultados positivos. Laspina argumentó que el contexto actual es diferente y que se han aprendido valiosas lecciones de aquella experiencia. Aseguró que las reformas se llevarían a cabo desde el inicio del gobierno para obtener beneficios a largo plazo.

El panorama social y la respuesta ante los posibles conflictos fueron temas recurrentes en el debate. La reforma laboral, en particular, se presentó como un punto delicado debido a los vínculos cercanos de los sindicatos con el kirchnerismo. No obstante, Laspina insistió en que no serían un gobierno impopular y que contarían con el respaldo político y social para impulsar los cambios.

A pesar de la incertidumbre, los directivos del Wilson Center reconocieron que las encuestas posicionaban a Juntos por el Cambio en un lugar destacado. Sin embargo, se advirtió que la propuesta libertaria de Bullrich también traería consigo mayores riesgos para el país, incluso en el ámbito de las relaciones internacionales.

De esta manera podemos inferir que el plan económico de Bullrich propone reformas de corte neoliberales que generan interrogantes sobre cómo se manejarán las tensiones sociales. La incógnita está planteada y la elección del 13 de agosto marcará el rumbo de Argentina, mostrando si el país está dispuesto a apostar nuevamente por un camino económico que por experiencia la sociedad conoce que no lleva a un final feliz.