Como cada vez que hay elecciones, el intermitente Florencio Randazzo vuelve a asomar la cabeza para intentar alguna jugada que lo posicione de una vez por todas entre los referentes de la política argentina, lugar que le es esquivo desde 2015, cuando decidió no aceptar la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires y empezar a alejarse del kirchnerismo.

Después del fiasco de 2017, cuando su lista obtuvo apenas un 5% de los votos, esta vez el ex ministro de Transporte se propuso aglutinar un frente más amplio, que recogiera a aquellos que en teoría no desean colocarse a ninguno de los lados de la famosa "grieta".

Fue así que entabló conversaciones con dirigentes como Emilio Monzó, Facundo Manes o Margarita Stolbizer, lo mismo que con integrantes del socialismo, que inicialmente habían considerado tenerlo entre sus aliados para conformar una alternativa con chances en el distrito más grande del país.

Sin embargo, con el correr de los días esos acercamientos se fueron enfriando, y todos los que amagaron acercarse al dirigente de Chivilcoy tomaron finalmente otros caminos, en general hacia distintas corrientes del macrismo, que hoy integran la alianza Juntos, ya sin la consigna "por el Cambio".

De este modo, a Randazzo no le quedó más remedio que cerrarse sobre sus aliados más cercanos: los restos del lavagnismo, la diputada Graciela Camaño, el inefable Humberto Tumini y poco más, con la expectativa de sumar algún partido vecinalista para reforzar su caudal electoral.

Otros de sus aliados en teoría, el ex gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, anda bastante callado por estos día, además de tener un peso casi nulo en la provincia de Buenos Aires donde Randazzo intenta hacer pie.

Así, marcha entonces el ex funcionario de Cristina Kirchner hacia el cierre de las listas de Vamos con Vos, el nombre de su nueva aventura. Sin caras atractivas ni fuerzas que aporten poder territorial y con un discurso con pretensiones de amplitud pero que lo terminó dejando prácticamente en soledad.