
Según las investigaciones llevadas a cabo por Dirección General de Salud y Protección de los Consumidores de la Unión Europea, el tabaco restringe el flujo de sangre que circula por el pene, dañando a las válvulas que ayudan a mantener una erección.
G. Brancolino // Martes 22 de octubre de 2013 | 08:32
Los resultados científicos revelan que los efectos nocivos del tabaco afectan con mayor intensidad a los jóvenes.
El organismo europeo también advirtió que el tabaco afecta en gran medida a las hormonas sexuales responsables de la diferenciación entre sexos debido a que, aparentemente, las toxinas presentes en el humo del tabaco alteran la forma en que las hormonas sexuales se procesan en el cuerpo.
El humo del tabaco también es perjudicial para los testículos, responsables de la producción de esperma.
Disfunción eréctil
La disfunción eréctil se define como la incapacidad perdurable o reiterada para lograr la suficiente rigidez del pene, y mantenerla el tiempo necesario para conseguir una relación sexual satisfactoria. El término se refiere únicamente a la capacidad de erección del pene y no implica trastornos del deseo sexual, la eyaculación o el orgasmo. Para que se determine la existencia de disfunción eréctil, la afección debe prolongarse por un mínimo de tres meses.
Tipos de disfunción eréctil
En la función eréctil intervienen diversos factores físicos y psicológicos, por lo cual la
alteración de uno o más factores puede llevar a disfunción erectil. Podemos clasificarla en tres grupos:
Orgánica: puede ser secundaria a lesiones vasculares (lo más frecuente 60-80%), neurológicas (10-20%), hormonales (5-10%) o locales.
Psicógena: debido a una disfunción del mecanismo eréctil sin lesiones físicas.
Mixta: debida a la combinación de factores orgánicos y psíquicos.
A quién afecta
La disfunción eréctil es un problema de salud de alta prevalencia entre los varones mayores de 40 años, y tiene una importante repercusión en la calidad de vida del varón afectado, así como en la de su pareja.
La valoración de las disfunciones sexuales del varón en la sociedad occidental, y quizá de forma especial en el medio urbano, ha aumentado de forma espectacular en los últimos años.
Hasta hace poco tiempo, apenas se contaba con datos epidemiológicos sobre la disfunción eréctil, debido a la escasez de estudios de investigación al respecto, y al hecho de que a muchos pacientes y profesionales sanitarios les resulte embarazoso tratar problemas de tipo sexual durante la consulta.
Por otra parte, la reciente disponibilidad de fármacos orales con un buen perfil de eficacia y seguridad para el tratamiento de la disfunción eréctil, ha transformado el abordaje diagnóstico y terapéutico de este problema.
Un estudio realizado en Estados Unidos entre 1.290 varones, de edades comprendidas entre 40 y 70 años, estimó que la prevalencia global era del 52%.
El estudio EDEM (Epidemiología de la Disfunción Eréctil Masculina), que se realizó en 2.476 varones españoles, de entre 25 y 70 años, encontró algún grado de disfunción eréctil en el 12,1%. La prevalencia en España se estima entre 1.500.000 a 2.000.000 de varones.