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Magnetto reivindica a Griesa ahora que recuperó a Campagnoli

El operativo de defensa del ex suspendido Fiscal terminó y a través de La Voz del Interior, el Grupo lanzó una encendida defensa de los Fondos Buitre y del juez Griesa a quienes describe casi como una pobre gente.

Magnetto reivindica a Griesa ahora que recuperó a Campagnoli

Javier Lema - Redacción Enorsai // Sábado 19 de julio de 2014 | 11:21

Según Olmedo, “estamos ante un acreedor que ejerce un derecho ante un juez competente, pretendiendo el pago de sumas de dinero que le son adeudadas conforme a los hechos y al derecho”.

Una vez restablecido el emérito fiscal José María Campagnoli a su cargo, y sin que fueran noticia las amenazas de muerte contra todo aquel que se opusiera a ello, el Grupo dirigido por Héctor Magnetto volvió a la defensa irrestricta de los Fondos Buitre.

 

Empezó en La Voz del Interior, a través de una opinión firmada por el abogado Roberto Olmedo en la que se describe a los –según el letrado- “mal llamados Fondos Buitre”, como unos pobres acreedores a los que injustamente no se les quiere pagar.

 

En ese contexto, el Juez Griesa vive en el Olimpo de la objetividad y desde allí le pide el rayo a Zeus para condenar a los injustos.

 

Según Olmedo, “estamos ante un acreedor que ejerce un derecho ante un juez competente, pretendiendo el pago de sumas de dinero que le son adeudadas conforme a los hechos y al derecho”.

 

De eso se trata, nada mas, es así de simple y llano. Hay unos acreedores. Unas personas o empresas (no importa, son lo mismo) que aparecieron de la nada, en un momento cualquiera, y a las que se les debe plata. No hay contexto, o no importa el mismo. Da igual, que esos pobres acreedores no sean nada pobres, sino que se trate de agrupamientos de personas súper acaudaladas que se juntan exclusivamente para realizar tareas de especulación financiera. Traducido: ganar muchísimo dinero sin trabajar, sólo aceptando el riesgo de que tal vez podrían no cobrar en tiempo y forma. De eso se tratan los fondos de inversión.

 

Según la editorial, esos acreedores ejercen su derecho, nada mas. No piden otra cosa que cobrar la plata que se les debe. En realidad piden eso y que además se les respete la ganancia de 180 por ciento. Es decir, que por cada dólar puesto quieren 180 dólares.

 

Y justo se encontraron con un juez competente, impoluto, y las sumas reclamadas se ajustan “a los hechos y al derecho”. Olmedo lo dice sin describir los hechos y el derecho tal vez porque sabe que ni los hechos, ni el derecho es tan lineal. Si así fuera, que caso tendría que haya jueces. Bastaría presentar una demanda, ir a una expendedora de fallos que revisará lo que dicen los códigos, y con sólo leerlos dictará una opinión. Ese no es el proceso porque siempre hay muchísimas aristas a considerar en cada caso en particular.

Olmedo agrega que, “la República Argentina asiste por estas horas a las consecuencias de un fallo judicial de un tribunal de los Estados Unidos que amenaza con convertirse en un hito en la historia de nuestro país” y agrega que, “los mal llamados ‘fondos buitre’ lograron que alguien los escuche en sus reclamos e imponga la ley. La ley a la que la Argentina, hoy demandada, se sometió de manera voluntaria al prorrogar la jurisdicción ajustándose a la decisión de los tribunales del referido Estado”.

 

Así las cosas, los mal llamados Fondos Buitres “lograron” que los escucharan, porque parece que nadie lo hacía. Eran ellos los que estaban aislados del mundo. un mundo injusto, según Olmedo, donde los que hacen negocios multimillonarios con las reestructuraciones de deuda de países pobres no tiene el derechos de hacerse ricos. Pero al fin lograron ser escuchados y deben tolerar que les digan fondos buitre.

 

El que los escuchó no hace más que imponer la Ley, que según parece decir Olmedo una vez más, se trata de un escrito frío y llano, no opinable.

 

Sea como sea, la culpa de todo la tiene Argentina, parece decir la editorial, porque fue este país el que se sometió a la jurisdicción de los tribunales de Nueva York para hacer acuerdos con los acreedores.

 

Lo que no explica Olmedo es que en una negociación entre un país defaulteado, quebrado, y tenedores de deuda millonarios, las conversaciones no suelen ser muy equitativas. Mas allá de la opinión que cada quien pueda tener al respecto, es dable imaginar esa contienda. Un país quiere negociar su deuda, que en ese entonces supera incluso lo que el país es capaz de producir internamente en bienes y servicios. Está en las peores condiciones para hacerlo, pero se somete a la negociación. Del otro lado, para sentarse a hablar piden como condición que el garante del acuerdo sea un tribunal extranjero. No hay tantas opciones: o no se negocia y se sigue en la quiebra, o se busca la mejor forma de salir del aprieto.

 

Hay una cosa que es segura, no hay formas fáciles, ni acuerdos lineales, ni realidades simplificadas.

 

A Olmedo le da pena que haya que pagar tantos millones de dólares “con las necesidades de un pueblo en su mayoría pobre”.

 

Pero deudas son deudas y como dicen los propios Fondos Buitres, “hay que hacer honor a ellas”, según el abogado que escribe a medida de las opiniones del grupo Clarín.

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