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Alberto adelantó que ahora va por la renegociación con el Fondo

En las redes sociales, el Presidente de la Nación publicó en redes sociales una reflexión sobre el acuerdo con los acreedores y sobre el nuevo capítulo de la renegociación de la deuda. “La negociación que comenzará pronto con el Fondo Monetario”, adelantó.

Alberto adelantó que ahora va por la renegociación con el Fondo

Pep - redacción En Orsai // Miercoles 05 de agosto de 2020 | 07:29

Termina un día muy largo e intenso para nosotros, pero muy importante y alentador para el país. El acuerdo con los principales acreedores privados para reestructurar parte de nuestra deuda pública es un gran alivio en esta situación tan difícil que atravesamos.

Pero también es un primer paso, fundamental, que da seriedad y previsibilidad a nuestro proyecto. El primero de muchos que debemos dar para construir esa Argentina justa, igualitaria y pujante, una tarea que llevaremos a cabo entre todos.

Este acuerdo también significa que la negociación que comenzará pronto con el Fondo Monetario puede completarse en términos sustentables, sosteniendo los mismos principios y criterios que en la negociación con privados, y en forma coherente e integral.

El Fondo ya ha reconocido que nuestra deuda era insostenible. Ahora resta buscar una solución que no postergue más a quienes sufren y a quienes la pandemia ha puesto en una situación de extrema vulnerabilidad.

A la vez, avanza en el Congreso el proyecto de Ley para ofrecerles estos mismos criterios de canje de la deuda a nuestros acreedores locales. Esto es inédito en la historia reciente y un avance institucional para construir confianza a futuro.

Es tiempo de construir una Argentina seria, previsible, solidaria e inclusiva, donde los números cierren, como dijimos siempre, con la gente adentro. Nadie puede ser feliz viendo a un compatriota que sufre, porque nadie se salva solo.

Es tiempo de construir, también, un mundo con más empatía y sensatez, donde la producción y el trabajo estén por encima del capital especulativo. Donde las necesidades de los más pobres sean atendidas antes que los intereses de quienes están en una situación de mayor privilegio.

En esa tarea tiene mucho para contribuir nuestra región, integrada por pueblos con historias comunes que han sido víctimas de los mismos despojos y las mismas decisiones irresponsables que llevaron a nuestras naciones a la postración.

El paso que dimos hoy es importante, pero no es el único. Ahora nos resta demostrar que somos capaces de construir nuestro propio destino, que estamos en condiciones de volver a crecer y de volver a ponernos de pie.

Ya lo hicimos muchas veces. Hagámoslo una vez más.

 

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Termina un día muy largo e intenso para nosotros, pero muy importante y alentador para el país. El acuerdo con los principales acreedores privados para reestructurar parte de nuestra deuda pública es un gran alivio en esta situación tan difícil que atravesamos. Pero también es un primer paso, fundamental, que da seriedad y previsibilidad a nuestro proyecto. El primero de muchos que debemos dar para construir esa Argentina justa, igualitaria y pujante, una tarea que llevaremos a cabo entre todos. Este acuerdo también significa que la negociación que comenzará pronto con el Fondo Monetario puede completarse en términos sustentables, sosteniendo los mismos principios y criterios que en la negociación con privados, y en forma coherente e integral. El Fondo ya ha reconocido que nuestra deuda era insostenible. Ahora resta buscar una solución que no postergue más a quienes sufren y a quienes la pandemia ha puesto en una situación de extrema vulnerabilidad. A la vez, avanza en el Congreso el proyecto de Ley para ofrecerles estos mismos criterios de canje de la deuda a nuestros acreedores locales. Esto es inédito en la historia reciente y un avance institucional para construir confianza a futuro. Es tiempo de construir una Argentina seria, previsible, solidaria e inclusiva, donde los números cierren, como dijimos siempre, con la gente adentro. Nadie puede ser feliz viendo a un compatriota que sufre, porque nadie se salva solo. Es tiempo de construir, también, un mundo con más empatía y sensatez, donde la producción y el trabajo estén por encima del capital especulativo. Donde las necesidades de los más pobres sean atendidas antes que los intereses de quienes están en una situación de mayor privilegio. En esa tarea tiene mucho para contribuir nuestra región, integrada por pueblos con historias comunes que han sido víctimas de los mismos despojos y las mismas decisiones irresponsables que llevaron a nuestras naciones a la postración. Ahora nos resta demostrar que somos capaces de construir nuestro propio destino, que estamos en condiciones de volver a crecer y de volver a ponernos de pie. Ya lo hicimos muchas veces. Hagámoslo una vez más.

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