Capitanich se encuentra en plena ronda de acumulación política. Hace unas semanas reunió en Resistencia a más de 120 intendentes del FPV. En ese encuentro, que por las tensiones puede caracterizarse como un Congreso del PJ anticipado, “Coqui” había planteado un fuerte debate en torno al posicionamiento del peronismo como oposición a Mauricio Macri. Eso incluiría la defensa irrestricta de las políticas de desendeudamiento, redistribución del ingreso y desarrollo de matriz productiva diversificada sostenida en 12 años y medio de gobierno kirchnerista.

Aquél día, apenas terminó la exposición de Capitanich, Julio Pereyra, intendente de Florencio Varela y presidente de la Federación Argentina de Municipios, se negó a aprobar un documento que incluyera una posición en ese sentido. La polémica quedó allí y algunos intendentes que estaban dispuestos a aprobar la propuesta de Coqui entendieron que lo del ex Jefe de Gabinete de CFK había sido apenas un primer testeo.

Pero ayer la polémica se profundizó. El Congreso del PJ tuvo dos momentos de tensión: el primero fue cuando Patricio Mussi, perteneciente al grupo de intendentes que reconoce públicamente la conducción de Cristina Fernández de Kirchner, pidió la palabra para proponer que se votara otorgar mandato a los legisladores para oponerse a la derogación de las leyes Cerrojo y de Pago Soberano. La semana pasada el mismísimo juez Griesa había supeditado el acuerdo con los fondos buitres a que el Congreso aprobara esas leyes.

Como respuesta, Miguel Pichetto, jefe del bloque de senadores nacionales aclaró que no iban a votar una cosa semejante, y pretendió ahondar en la línea según la cual el peronismo debe ser una oposición “responsable” y “madura”, pero una silbatina generalizada mezclada con algunos insultos lo llamó pronto al silencio.

Otro punto álgido lo protagonizó el ex Ministro de Defensa Agustín Rossi, cuando impulsó la negativa a la moción que pretendía que las autoridades del PJ fueran elegidas por el voto de los congresales, en lugar de por el voto directo de los afiliados al partido. Finalmente el congreso desechó la modificación propuesta por Insfrán, que buscaba dejar estéril la convocatoria masiva de afiliación que está llevando adelante la militancia juvenil en todo el país.

Mientras los medios de comunicación sostienen e impulsan la línea de la lista de unidad de cara al Congreso del próximo 8 de mayo, presidida eventualmente por Gioja, al interior del peronismo hay quienes sostienen que la unidad no es posible mientras no haya unidad de doctrina y acción política. Para el peronismo, se sabe, esa clase de unidad se cristaliza en la conducción.

Capitanich siguió el día de ayer con reuniones con representantes de cámaras empresarias y de PYMES, artistas y periodistas reunidos por el ex embajador ante el Vaticano Eduardo Valdez, y terminó tarde a la noche con representantes de universidades. Hoy seguía su ronda de reuniones donde se juega el futuro de las principales medidas del macrismo: el Senado de la Nación.

La línea de Capitanich fue replicada por Héctor Recalde en comunicación telefónica esta mañana con Daniel Tognetti, por Radio del Plata. Ante la pregunta por el avance de la “lista de unidad” presidida eventualmente por Gioja, Recalde dudó de esta posibilidad, vinculándolo de modo inmediato con la posición proclive a la apertura de la ley “cerrojo” que muestran algunos dirigentes y legisladores dentro del peronismo.

Así, aparecen los primeros indicios de una posibilidad que no estaba, hasta ayer, en la baraja de nadie: que fracase la lista de unidad y que, entonces, se proponga la prórroga de autoridades –un modo elegante de no jugar una interna que, ya lo demostró la elección de 2015, en el peronismo deja sangre- hasta 2018, después del gran termómetro que constituirá el resultado de las próximas elecciones legislativas.