Hugo Moyano jugó en la campaña para Mauricio Macri. Su apoyo fue explícito y además de mostrarse junto al otrora Jefe de Gobierno porteño, aseguró que el PRO había hecho más por los trabajadores que el kirchnerismo.

Pero desde que Macri llegó al poder está decidido a desentenderse de todos aquellos que lo llevaron de la mano a la Presidencia, a excepción del Grupo Clarín. Ni los radicales ni Moyano son contemplados por el Presidente de la Nación.

La falta de gestión política del gobierno le ha valido serias críticas de quienes hasta hace apenas dos meses eran aliados: ahora le tocó a Hugo Moyano.

La crisis la desató Federico Sturzenegger cuando resolvió que los bancos no enviarían más los resúmenes de tarjeta de crédito en papel y que sólo se haría en forma digital. Escudado en una política de protección del medio ambiente, el títular del BCRA accionó en favor de los bancos para así ahorrarle los costos de la impresión.

Pero como daño colateral, no medido por el macrismo, estaban los camioneros que perderían su trabajo: ya no había resúmenes para repartir y se pusieron en jaque 4 mil empleos de camioneros.

Pablo Moyano movilizó unos 7 mil camioneros al Banco Central en repudio a la medida, pero Sturzenegger se resistió a dar marcha atrás.

Así, Hugo Moyano quedó entre la espada y la pared: o sostenía el pacto con Macri o traicionaba a las bases de su gremio.

En una conferencia de prensa, Pablo Moyano anunció que irán a un paro para resistir la medida y Hugo, su padre, se vio forzado a abandonar la reunión que Macri tenía planeada para hoy con las diferentes versiones de la CGT.