Pino Solanas estableció en 2013 una alianza con Elisa Carrió que lo ubicó como el tercer senador porteño detrás de los dos que resultaron electos por el PRO, Diego Santilli y Gabriela Michetti. Así tomaba forma UNEN, una nuevo intento aliancista de algunos descontentos de la UCR y un experonista como Pino.

Menos de dos años después, Carrió, fiel a su estilo, rompió los puentes que había construído y se fue con quien otrora fue uno de sus enemigos públicos más notorios; Mauricio Macri. Así, “Lilita” blanqueó su incorporación a las filas de la derecha argentina que lidera el empresario y expresidente de Boca.

Pino, que disfruta una banca del Senado gracias a la volátil alianza, salió a cruzar a Lilita y aseguró que la diputada es amiga de Antonio Stiuso, el exagente de inteligencia que está en boca de todos por la muerte dle fiscal Nisman.

“Jaime Stiusso tenía un poder enorme. Yo fui víctima de un grupo de tareas de él, cuando me pegaron seis tiros. Nosotros fuimos los primeros que escrachamos a la SIDE y los denunciamos penalmente”, señaló Pino y luego agregó: “La doctora Carrió dijo que tenía amistad con Stiusso. Que estaba en contra del escrache porque ella tenía buena relación con Stiusso. Siempre se abstuvo de investigar esto. Me lo manifestó a mí y a Gustavo Vera. Stiusso era el hombre de la CIA. Son hábiles en asesinatos”.

Si bien Carrió no ha respondido aún a las acusaciones que lanzó Pino, se espera que lo haga conforme a su gusto: con mucho ruido y guiños de ojo a periodistas amigos de las corporaciones.

Pino, despechado, continuó: “Mientras crecen los fondos reservados de la SIDE, la función para la cual estaban destinados a sido un completo fracaso: hay más narcotráfico, más atentados sin resolver. Nunca se realizó una reestructuración a fondo de este organismo. Lo grave del caso es que se ha generado un cuarto poder mafioso que multiplica sus fondos y chantajea al poder político desde las sombras sin aportar nada para resolver los complicados delitos federales”.

Así, el senador reconoció que los agentes de inteligencia presionan al poder político en forma habitual.