Con motivo de seguir recortando lo que desembolsa el Estado en materia de subsidios para las empresas energéticas, el Gobierno planea trasladar esos valores a las facturas que llegan a los hogares y las empresas.

La genial idea pertenece al ministro de Energía que ya pasó por momento de zozobra ante los exorbitantes aumentos en las facturas de los servicios.

El problema de la evaluación del ministro es que dentro del propio gabinete no ven con buenos ojos un aumento a mitad de año, porque implicaría que se den muy cercanos a las elecciones. Lo que tendría un efecto negativo en el cálculo electoral.

Aunque está obligado a realizar audiencias públicas, el funcionario se mostró todavía molesto por lo que decidió la Corte Suprema respecto de la obligatoriedad de escuchar más voces, antes de realizar los aumentos.

Mientras Aranguren está decidido a seguir recortando los subsidios y que eso implique más aumentos tarifarios, en el núcleo del Ejecutivo hay tensión para ver de qué manera y cómo se realizarán esos incrementos.

De lo que no hay dudas es sobre que esos aumentos se tienen que dar de una manera u otra. Solo es cuestión de en qué momento del almanaque se pondrán en marcha.