néctar clandestino

Marihuana: Prohibicionismo, legalización y algunas músicas al respecto

Indagando en los orígenes de la ilegalidad cannábica nos encontramos con motivos que tienen mucho más que ver con lo económico y el control social, que con razones propias de la salud pública.

Marihuana: Prohibicionismo, legalización y algunas músicas al respecto

Miercoles 23 de octubre de 2019 | 15:53

(Por Mateo Crespo) Cuando a principios del siglo pasado el cáñamo comenzó a expandirse por el sur de los Estados Unidos de la mano de la migración mexicana, inmediatamente fue demonizado por la elite blanca, anglosajona y cristiana, asociando directamente marihuana con “ruina moral”, crimen y hasta asesinatos. Todo esto sin la más mínima prueba científica. Por todos los medios posibles se alertaba a la desprevenida población sobre los peligros potencialmente mortales que traía el simple hecho de dar una sola calada de “Mota”.

No hace falta más que ver la película Reefer Madness, de 1936, para comprobar lo ridículo, exagerado y estigmatizante del pensamiento oficial y prohibicionista de la época. ¿Todo producto de la ignorancia y el miedo? No solamente. También había intereses económicos en detrimento de la floreciente industria del cáñamo, más eficiente y ecológica que la textil tradicional y ni que hablar la destructiva industria maderera. Y también razones de control social, que permitían la intervención directa del gobierno federal sobre la población, con el único resultado concreto de llenar las cárceles de jóvenes, pobres y preferentemente inmigrantes que habían cometido el terrible delito de poseer un par de porros. Y hablamos de cientos de miles de casos por año. Esta corriente represiva se exportó fronteras afuera y corrió como reguero de pólvora y sangre a lo largo de toda América.

Mientras tanto, la planta mágica se abría su propio camino entre los mortales a través del arte. Los músicos de jazz y de blues que llegaban desde el sur hacia las grandes ciudades, traían consigo este néctar clandestino que les expandía los sentidos y la percepción de la música. Con el mismísimo Louis Armstrong como uno de los primeros fumadores reconocidos públicamente, la escena de jazz de New York pronto se vio impregnada de la dulce nube que dejaban flotando por horas los Migthy Mezz, los mejores “cigarros” disponibles en la época, eficientemente suministrados por Mezz Mezzrrow, un clarinetista amante del jazz, judío, aristócrata y blanco. Parte de la batalla cultural ya estaba ganada.

Es sabido que los Beatles redefinieron su estilo a partir de que Bob Dylan los hicieran fumar casi de prepo, salvo a Ringo que se prendió sin pensarlo, en una habitación de hotel en Nueva York, en la que se encontraban confinados debido a la beatlemania desatada en 1964. Pocos meses después editan Rubber Soul. Un disco conceptualmente distinto a los anteriores. Durante el final de la década del 60´ Norteamérica fue invadida por el Flower Power que pregonaba amor y paz, y que a pesar de su hermosa ingenuidad llegó a poner en jaque la industria de la guerra de Vietnam.

Mencionar la cantidad de artistas y bandas que fumaban abiertamente nos demandaría dos semanas, pero podemos decir con certeza que para 1970 la clase media urbana, cool y asustadiza había comprobado que fumarse un “Joint” después de un día de trabajo no era tan peligroso. Y, por cierto, hasta se sentía muy bien hacerlo. La tendencia ya era irrefrenable. Y encima apareció el reggae. Poné los fideos!

Cuando Bob Marley irrumpió en la escena mundial dejando bien claro que podía fumarse veinte trompeteros al día y aun así estar muy al tanto de lo que acontecía en el mundo y cantarte unas cuantas verdades en formato de hermosas canciones, ya no hubo resistencia posible. A partir de los años ochenta el hip-hop hizo su aporte al cambio cultural a favor del cannabis. Desde Dr. Dre hasta Snoop Dog, pasando por los mega fumetas de Cypress Hill, ninguno vacila en reconocer que gran parte de la inspiración para sus rimas filosas proviene de los efectos del consumo intensivo de Weed, Pot, Grass, o como quieran llamarlo.

El genero musical cannábico de los noventas fue sin duda el Stoner Rock. Su nombre no deriva de los Rolling Stones, sino de la palabra stoned que literalmente sígnica: fumado. Bandas como Kyuss, Nébula o Fu Manchu, combinaron la mejor marihuana del mundo, el paisaje desértico de la baja California y la distorsión valvular para fraguar un estilo mántrico, denso y rutero por excelencia. Los Queens of the Stone Age lo llevaron a nivel de estadios, rompiendo aún más falsas barreras y prejuicios.

Para entonces la máscara hipócrita del prohibicionismo había caído por completo. Muchos estados de la unión decidieron legalizar el consumo y venta de cannabis dando paso a una floreciente industria, a la vez que se daba por terminado con el tráfico ilegal y todo el perjuicio cívico, físico y legal que provoca. Todo esto sin registrar aumento en los índices de consumo. La guerra estaba ganada. Ahora esperamos nuestro turno para dar la batalla final en el Congreso Argentino.

También podes escuchar el audio de la columna en Detrás de las Noticias por Am 530 Somos Radio.

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