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Barrilete cósmico

(Por Juan Alonso) Víctor Hugo Morales está adherido a nuestra piel y su voz late en nuestro esternón desde la infancia. Forma parte de nuestro ADN cultural, nuestras luchas, nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestros fracasos generacionales. A través de Víctor Hugo hablan los desclasados, los caídos, los parias, los grandes perdedores de este modelo de deuda, hambre y trabajo esclavo.

Barrilete cósmico

Domingo 19 de noviembre de 2017 | 09:48

Víctor Hugo es un hombre simple, modesto, humilde, como todos los grandes. En los últimos 40 años siempre estuvo junto a los trabajadores en todas las luchas y nunca del lado de la dictadura financiera global que gobierna la Argentina desde afuera.

Víctor Hugo es un buen hombre. Honesto como pocos. Valiente y obstinado en su discurso público. Generoso como nadie.

Entre 1997 y 1998 publiqué en la extinta revista de investigación Noticias una nota profunda sobre Julio Grondona (comparado con el gabinete de Macri, don Julio resulta ser Blancanieves) y el único periodista del país que leyó al aire ese trabajo que ningún "periodista independiente" continuó fue Víctor Hugo Morales. El resto estaba alquilado por Clarín al igual que en la actualidad. Causalidades del oficio de escribir.

Después difundió nuestro trabajo sobre Papel Prensa junto a Cynthia Ottaviano y profundizó la investigación con un libro de su propia autoría.

En enero de 2016, cuando nos quedamos sin Estado y sin patrón en el diario Tiempo Argentino, donde fui uno de los fundadores y editor de la seccion Policiales durante 6 años, Víctor Hugo estuvo con nosotros. Nos ayudó a vender los primeros números cooperativos en la Plaza de Mayo el 24 de marzo de 2016 y me recibió en plazas militantes para difundir ese conflicto tan angustiante, que dejó a 200 familias desamparadas por el desfalco del empresario Sergio Szpolski, hoy cercano a ciertos negocios de este gobierno con Israel.

A pesar de la pertinaz siembra de odio, la canalla gobernante no podrá jamás silenciar la voz de un hombre digno como Víctor Hugo. Lo encontraremos siempre entre los sueños, los pliegues de nuestra memoria, y en el amor de las causas justas cada día todos los días. El martes debemos ir a Plaza de Mayo para darle un abrazo y acompañarlo en esta era autoritaria de desguace de derechos. Porque eso hacen los compañeros además de compartir el pan.

Víctor Hugo nos mirará con sus ojos achinados, de paisano oriental y mariposa marrón de madera, y juntos daremos vuelta el destino con la palabra en y las convicción intactas.

Nuestro barrilete cósmico, nuestra voz en el vacío, nuestro hermano.

De ese barro es la amistad, que no se quiebra ni la podrán quebrar.

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