En el PRO deberían apartar de la candidatura a la foránea

No todo es genuflexión en el radicalismo. Después que Ernesto Sanz entregó la estructura de la UCR a nivel nacional para favorecer la candidatura presidencial de Mauricio Macri, y el radicalismo provincial sucumbió ante la imposición de la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal, como única candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires por la alianza Cambiemos –que comparten con el PRO y la CC-, algunos radicales le pusieron límites a las pretensiones de Mauricio.

En Avellaneda, los boinas blancas impugnaron la candidatura a intendenta de la macrista Gladys González, oriunda de Bolívar, en uno de los principales municipios del conurbano bonaerense.

Los concejales radicales de Avellaneda, Miriam Graiño y Rodrigo Galetovich, presentaron ante la Junta Electoral del Frente Cambiemos la impugnación a la precandidatura de Gladys González a la intendencia en Avellaneda porque no cumple con el año de residencia en el distrito.

A través de un escrito, presentados por sus abogados, los denunciantes se encargaron de señalar los antecedentes similares con que la justicia electoral dio lugar impugnación oficial en el oficialismo: “Luego de la impugnación a Brancatelli (en Ituzaingó en la lista de Nuevo Encuentro) en el FpV por una situación idéntica, en el PRO deberían apartar de la candidatura a la foránea y decidir su reemplazo por otra persona que sea de Avellaneda”, teniendo en cuenta que la diputada nacional es de Bolívar.

González, sin antecedentes legislativos importantes, siempre gozó de la predilección del primo de Mauricio, Jorge Macri, quien la colocó para su reelección en la Cámara de Diputados nacional junto a otros postulantes macristas, cuando el Pro selló la efímera alianza con Sergio Massa en la provincia en 2013.

Lo cierto es que una vez consumado el triunfo massista en la provincia, González, como los otros dos macristas bonaerenses que fueron elegidos en las boletas del Frente Renovador, juraron su fidelidad a Mauricio y su unieron a las filas del PRO para apoyar la candidatura del jefe de Gobierno porteño a la Casa Rosada.

Esta vez, Gladys se topó con la resistencia de algunos radicales díscolos que no están dispuestos a resignar su trabajo territorial –como lo hicieron sus dirigentes nacionales y provinciales- para ponerle límites la macrismo. Algo de dignidad para la genuflexa dirigencia partidaria que entregó la estructura partidaria para favorecer a Mauricio.