IMPERDIBLE

Zaffaroni sobre Clarín: “Sólo quiere imponer una realidad única”

El nuevo integrante de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que forma parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), se refirió a las campañas en su contra para obturar su nombramiento en ese cargo. Imperdibles definiciones sobre Clarín y el vínculo con los partidos políticos.

Zaffaroni sobre Clarín: “Sólo quiere imponer una realidad única”

Pep - Redacción En Orsai // Viernes 19 de junio de 2015 | 08:06

La Nación es antipopular, reaccionario y pseudoliberal, nostálgico del gorilismo de la fusiladora

El ex magistrado de la Corte Suprema de Justicia recibió duros ataques en su contra por la postulación para que ocupe un lugar en la Corte Interamericana. Desde el momento mismo de la propuesta.

En una entrevista realizada por Página 12, Zaffaroni brindó una entrevista donde se refirió a la campaña en su contra:

–¿Imaginaba una campaña de descrédito tan fuerte? ¿Cómo vivió estos últimos días?

–Sí, no tenía la menor duda de que el monopolio iba a querer cobrarme el voto sobre la constitucionalidad de la ley de medios. Pero no viví estos días como en el 2003. Entonces tenía un interés personal en ser ministro de la Corte Suprema. Esto fue diferente, lo hacía por el país más que por mí, aunque el monopolio quiso bajarme suponiendo que ahora tenía un gran interés. El método para perseguirme mediáticamente fue el mismo de 2003: ONG fantasmas y sacar un libro de cuarenta años, que en ese entonces ya habían sacado a relucir.

–Cuando usted habla del Grupo Clarín deja la sensación de que es mucho más que una empresa, casi que puede gobernar. ¿Qué aspiraciones ve en ese “monopolio”?

El monopolio no tiene ideología, como todo monopolio sólo tiene un insaciable interés de lucro, y el capital que maneja lo entrelaza con el capital financiero transnacional. Teje alianzas con quien le conviene en el momento en que le conviene y las rompe cuando lo considera conveniente. Así lo hizo con Raúl Alfonsín, hasta que lo desestabilizó, luego a Carlos Menem trató de sacarle lo que pudo y finalmente lo golpeó fuerte, a Néstor Kirchner quiso seducirlo al principio y después amenazarlo, pero allí chocó con una pared, por suerte. Guiado por su afán de lucro, sólo quiere imponer una realidad única, un discurso único. No es democrático, porque con sus empleados bien pagos y con los desahuciados de la política que van gratis trata de imponer un proyecto de sociedad excluyente, que sólo sirve a la concentración de riqueza y a los negociados de los concentrados. No nos olvidemos de que siempre, detrás del “discurso único”, se agazapa el “partido único”. No nos confundamos, eso es todo lo contrario de lo republicano y lo democrático. Conmigo se equivocan, creen que voy a responder en forma medida. Se olvidan de que ahora soy nada más ni nada menos que un ciudadano. No tengo togas en que enredarme. La de la Corte Suprema ya no la tengo, y la que acaban de darme no corre riesgo de callarme dentro de mi país, porque si hubiera una denuncia contra el Estado argentino, la propia ley me impide intervenir.

 

Partir de las muchas controversias que levantó la actual conformación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y sobre las consideraciones políticas que algunas magistrados vertieron públicamente, Zaffaroni fue consultado por Irina Hauser sobre las posturas de los magistrados:

–¿Un juez no puede decir lo que piensa?

–Sí puede, pero no con la libertad del ciudadano común. No puede hacer apreciaciones políticas partidistas, pero también está bastante indefenso. Hay una imagen que no se puede contaminar, los difamadores son libres, el juez sólo hasta cierto punto. Es como cuando se ataca a un perro atado. Ahora soy nada menos que un ciudadano, no tengo cadena ni bozal, puedo decirle al monopolio, por ejemplo, que mientras yo trataba de incorporar el código militar a las garantías del derecho penal, ellos brindaban y cambiaban sonrisas con Videla para hacerse de Papel Prensa, como parte de un plan económico sistemático que aún no se ha investigado del todo. Puedo decirles que ellos trataban de ridiculizar a Néstor cuando defendía el matrimonio igualitario, y ahora me calumnian porque cuarenta años antes, en tiempos de Stornewall, yo no propusiese el matrimonio igualitario y la identidad de género en el Ejército argentino. Claro que hoy soy libre de decirles que tienen una cara de cemento increíble, que no tienen ningún límite ético.

–El canciller Héctor Timerman también implicó en la campaña en su contra a La Nación.

–No extiendo este juicio a La Nación. Ante todo, es un diario y no un monopolio. Es antipopular, reaccionario y pseudoliberal, nostálgico del gorilismo de la fusiladora. Sé que marca una línea: siempre debo andar por la acera opuesta. Si alguna vez me ponderase, tendría la sospecha de que me estoy equivocando. Pero, dentro de todo, la coherencia no es poco en nuestro país.

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