COLECCIONISTA

Un coleccionista del fútbol argentino

Carlos Aira, director del sitio de fútbol Xenen, colecciona remeras desde hace 23 años. Poseedor de más de 500 camisetas de todos los tiempos y de todo el mundo, su objetivo es simple: salvaguardar parte del patrimonio del fútbol argentino.

Un coleccionista del fútbol argentino

Jueves 20 de junio de 2013 | 13:49

Imaginate cómo es, que mi esposa el primer regalo que me hizo fue una camiseta

¿Cómo empieza la idea de coleccionar remeras?
De chico. No era hago muy habitual, estamos hablando de fines del `80. Siempre me gustó mucho fútbol y todo lo que tiene que ver con su mundo. A mí las camisetas siempre me llamaron la atención por los colores, pero las marcas no hacían camisetas para vender, por lo que eran muy difíciles de conseguir. Así que empezó medio de casualidad. Un día compré una, otro día otra y cuando me di cuenta tenía unas 30. Una exageración.

¿Cuál fue la primera camiseta que adquirió?
La primera camiseta que compré fue en el `91 y era del club del cual soy hincha: Sarmiento de Junín. Es una reliquia, de Adidas, con un diseño nevado. En aquellos días las firmas deportivas recién comenzaban a comercializar sus productos y la vi de causalidad en un Testai de Cabildo y Federico Lacroze. Costaba 30.000 australes ($30) y la compré junto a un pantaloncito y un par de medias.


Entonces, su colección la comenzó comprando
Sí, pero también tenía amigos que me regalaban. Al comienzo mi colección era de camisetas  que denominamos como genéricas, no de juego. Luego, obviamente, me incliné por las camisetas usadas  por jugadores, llamadas de utilería.

La colección empezó con una remera del cual es hincha, pero continuó con todos los clubes
Me gustaban los colores. Siempre que pasaba por una casa de ropa deportiva me quedaba mirando las remeras que estaban en venta. Y un día me decidí por la de Sarmiento. Además, estaba bueno porque rompía con la idea típica del hincha. Me gustaba una remera de Newell`s y la compraba; una de Boca, y la compraba también.

¿Cuándo empezó a conocer gente con el mismo hobby?
Mucho tiempo después. En el `95 empiezo a intercambiar camisetas con hinchas de Europa. Estamos hablando de una época en la cual no existía internet.

¿Y cómo se contactaba?
Por medio de una revista que se llamaba “Don Balón”, en la que se publicaban anuncios para cambiar camisetas. Lo pensás en términos actuales y es una locura. Existía una especie de confianza a ciega entre los coleccionistas. El primer intercambio que realicé fue con una camiseta del Boca campeón de 1992, la cual no tenía muchas ganas de tener. Me arriesgué y la mandé a un muchacho de España. Al tiempo, un día llego a casa y me encuentro con un paquete que traía una remera del Albacete Balonpié de España, que en aquel momento estaba en la Primera División. Era muy loco, muy extraño.

“Yo lo que quiero es salvaguardar, un poco, el patrimonio del fútbol argentino”


¿Por qué?
Imaginate. En Argentina no se conseguían fácilmente las camisetas de los clubes de acá y yo, de repente, tenía la de un equipo chiquito de España. Era inimaginable. A partir de allí empiezo a cambiar a Europa y a partir de 2000 comenzamos a contactarnos por internet. Recién en 2003/2004 empiezo a encontrarme con otros coleccionistas de Argentina.

¿Cuántas camisetas tiene?
Hoy, sinceramente no sé. Un ropero entero, cerca de 500. Pero llegué a tener muchas más. Muchas las regalé, otras las vendí.

¿Cómo las guarda?
A dónde vaya tengo que tener un cuarto para las camisetas. .

¿Hubo etapas en las que apuntaba a algún tipo especial de camisetas?
Al principio, mientras fuera oficial, cualquiera. Durante muchísimos años me focalicé en camisetas del extranjero. En un momento, le di una vuelta de tuerca y comencé a juntar únicamente de Argentina usadas en juego, porque a mí lo que me apasiona es el fútbol argentino.

Uno imagina que detrás de cada camiseta hay alguna historia
Por supuesto. Y también pasa que mucha gente no sabe lo que tenía en las manos o no le daba la importancia que le da un coleccionista. Es el caso de la de Central Córdoba de Rosario, que se consagra campeón de la Copa Chevalier-Botel en 1933. El utilero que vivió toda su vida en la cancha guardó esas remeras y un día las numeró. La esposa guardó las camisetas y un dirigente las comenzó a regalar. Un periodista rosarino me dio la que tenía.

¿Cuáles son las camisetas más valoradas de su colección?
Una de Sarmiento de Junín de 1978 usada por Carlos Lódico; una de Argentinos Juniors de Copa Libertadores de 1985; una de Racing de la Supercopa 1988 de Néstor Fabbri; una de Lanús del `50 con un banderín en el escudo; la de Central Córdoba de Rosario y una de Estudiantes de la Plata usada en el segundo tiempo de la final Intercontinental de 1968 contra el Manchester vestida por Fernando Lavezzi.

¿Tiene alguna frustración?
Sí. Una. Siempre conseguí todo lo que me propuse de todos los clubes que se pueden ocurrir. Hasta tengo una camiseta usada en juego del IBV de Islandia. Pero jamás pude conseguir una camiseta Adidas de Sarmiento de Junín del `82 al `92. Es la más terrible frustración.


También debe tener anécdotas de gente que le quiso comprar alguna remera
La camiseta de Estudiantes la conseguí por un precio muy bajo en 2005. El dueño era muy amigo de (ex jugador) Carlos Pachamé y de la final en Inglaterra le trajo esa camiseta. Al enterarse, muchos hinchas de Estudiantes me ofrecieron fortunas. Uno, por ejemplo, me ofreció un auto BMW modelo `84, llave en mano.

De las camisetas de Europa que le quedan en su colección, ¿de qué jugadores son?
Tengo una del Real Madrid usada por Emilio Butragueño; de Luis Figo del Barcelona. Muchas del Atlético del Madrid y del Osasuna.

¿Hizo alguna locura por una camiseta?
Cuando coleccionás algo, tenés que tener la cabeza puesta en eso, todo el tiempo. Hace ya unos años, bajé de mi antigua casa para el supermercado que estaba enfrente. En la puerta había un cartonero con una remera de Estudiantes de Buenos Aires con el número 4 y llena de parches, lo cual indicaba que era de utilería. Le pregunté cuánto quería por la camiseta y le pedí que me esperara. Al ratito bajé con buzos, pantalones y remeras de mi casa y le compré una bolsa de comida. Por eso, en esta pasión tenés que tener la cabeza puesta.

” Hay coleccionistas que hicieron mucha plata comprándoles remeras a un precio vil a ex jugadores necesitados”


¿Hay un negocio montado alrededor de la colección de camisetas?
Sí, claro. Hay gente que sabe lucrar con eso. Hay una movida particular, estamos hablando de cosas que no tienen un valor real. Hay muchas camisetas argentinas que no se consiguen y que están afuera del país porque fueron vendidas. Yo lo que quiero es salvaguardar, un poco, el patrimonio del fútbol argentino. Por eso digo que no tiene valor, por ejemplo, esta camisa de Central Córdoba de Rosario de 1933. Hay coleccionistas que hicieron mucha plata comprándoles remeras a un precio vil a ex jugadores necesitados.

¿Cómo sabe que la camiseta no es falsa?
Hay muchos detalles, según el modelo. El cuello, los puños, los parches de utilería en la década del `80. Que esté percudida es marca de que pasó el tiempo. Mil veces me quisieron dar una falsificación, pero se las devolvía casi sin mirarlas. Sólo una vez estuve a punto caramelo con una camisa de Huracán. La miré 38 veces, pero no me cerró. Estaba muy bien hecha, pero no era original.

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