(Por Walter Onorato) El documento cuenta con las rúbricas de Daniel Funes de Rioja, Vicepresidente de Relaciones Laborales e Internacionales de la UIA; Miguel Acevedo, Presidente de la UIA; Carlos Acuña, Secretario General de la CGT; Héctor Daer, Secretario General de la CGT; Antonio Caló y Andrés Rodríguez, Secretario Adjunto de la CGT

Según explica el documento los representantes de los industriales y de los trabajadores intentaron buscar “una norma instrumental que establezca certidumbre respecto de aquellas personas que no pueden prestar sus servicios habituales, disponiendo que en tal supuesto la situación será considerada como una suspensión encuadrada en los términos del art. 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo”.

Se determinó que el plazo de vigencia de esta suspensión será de hasta 60 días, con efectos a partir del 1° de abril de 2020 definiendo el monto que los empleadores deberán abonar no podrá ser inferior al 75% del salario neto que le hubiere correspondido al trabajador en caso de haber realizado sus tareas con normalidad. Sobre éste monto se deberá realizar la totalidad de los aportes y contribuciones por la ley 23660 y 23661 y el pago de la cuota sindical.

También se aclaró en el documento que la patronal podrá disponer la aplicación de las suspensiones en forma simultánea, alternada, rotativa, total o parcial, según sus respectivas realidades productivas.

No podrán ser incluidos en esta modalidad los trabajadores que hayan realizado, en acuerdo con su empleador, la prestación de servicios desde su lugar de aislamiento. Tampoco podrán ser incluidos en esta modalidad los trabajadores excluidos del deber de asistencia al lugar de trabajo por ser personas con riesgo (mayores o con patologías preexistentes).

Quienes apliquen este marco normativo deberán mantener su dotación de trabajadores sin alteraciones durante un plazo igual a la vigencia de esta norma. Lo único que no aclara el documento firmado por la CGT es si el porcentaje perdido por los trabajadores será recuperado cuando a los 60 días finalicen las suspensiones.

Este esquema de suspensiones con rebajas salariales vienen cayendo sobre los trabajadores como en un efecto dominó que alcanzó a los trabajadores de SMATA (con reducciones salariales de entre el 30% y el 40%), los gremios petroleros (que acordaron una rebaja de sueldos del 40%), los empleados de autopistas de AUSA, la industria del calzado, las cadenas de comida rápida, la aerolínea Flybondi, los trabajadores textiles y Empleados de Comercio.

Por otro lado la CGT intentó que el acuerdo marco fijara una orientación general, sobre todo para los sindicatos más chicos y con menor margen de negociación, pero este punto fue rechazado por la UIA. También cuenta Infobae que en las negociaciones los dirigentes sindicales no pudieron sostener que se les descontará un 20% a los trabajadores, ante los negociadores de la UIA que desestimaron esa propuesta consiguieron una mayor quita. La UIA jugó a ganador y la CGT no demostró reacción.

En nuestro país la patronal siempre consiguió la baja de los salarios por medio de devaluaciones y procesos inflacionarios provocados. En esta oportunidad los trabajadores tendrán una abrupta pérdida salarial que va entre el 25 al 40 por ciento de acuerdo a lo “conseguido por el gremio” en un periodo de tan sólo 40 días. Ni siquiera en la crisis del 2001 los trabajadores perdieron tanto en tan poco tiempo.