Lussich Torrendell puede convertirse en un elemento determinante para desentrañar la enmarañada telaraña de empresas offshore y sus subsidiarias

Todos los caminos conducen al Grupo Macri y se acercan al hijo del fundador de la corporación, Mauricio Macri, quien ingresó al holding familiar vía Sideco pero luego integró la conducción de Sociedades Macri (Socma), la controlante de todo el entramado de empresas.

Lussich Torrendell puede convertirse en un elemento determinante para desentrañar la enmarañada telaraña de empresas offshore y sus subsidiarias. El juez federal Sebastián Casanello está detrás de sus pasos y espera que pronto le llegue información sobre sus viajes entre la Argentina y Uruguay para contrastar con la apertura y cierres de empresas de los Macri.

A las oficinas de LTA en Montevideo llegó durante los años que se mantuvo vigente la correspondencia de Fleg Trading. La participación uruguaya se conoció cuando estalló el escándalo del Panamá Papers, al difundirse que la firma domiciliada en Bahamas, cuya cúpula estuvo integrada por Franco, Mauricio y Mariano Macri, eligió a este contador uruguayo como intermediario para su actividad en paraísos fiscales. El apellido Lussich Torrendell apareció conectado además a otras 51 empresas que saltaron a la luz por su actividad offshore con la filtración de Mossack Fonseca.

Este actor fue y es clave para la expansión de Chery Socma Argentina, una de las estrellas de Sideco. Pero los vínculos no quedan sólo ahí:

el estudio LTA auditó los balances de una compañía de Socma denominada Campisol y hasta le prestó el domicilio fiscal. Campisol -hasta que fue absorbida por otra empresa de Sideco, en 2013- funcionó legalmente en Misiones 1371 Piso 4, en la capital uruguaya. Esa es la misma dirección donde opera desde su fundación Lussich Torrendell & Asociados.

Los primeros pasos

Mauricio Macri, como quería su padre Franco, ingresó al holding familiar por abajo: comenzó en Sideco, una de la firmas del grupo dedicada a construcciones, y fue ascendiendo hasta que se convirtió en el presidente del grupo Socma. En ese camino pasó, entre otras firma, por Sevel y en 1993 quedó involucrado en una investigación judicial por contrabando calificado de autopartes por una evasión impositiva estimada en unos 360 millones de dólares. En esa causa fue procesado pero finalmente la Corte Suprema menemista lo sobreseyó.

Como cabeza del grupo, Socma es la controlante de Sideco Americana, una empresa que en los noventa amplió su perfil de constructora y contratista de obra pública y sumó otros servicios. Incluyó la distribución de gas, el tratamiento de residuos industriales, la recolección de basura y la construcción y administración de autopistas.

En ese proceso, Sideco fue criando otras compañías bajo su ala y una de ellas fue Chery Socma Argentina SA, que importa, distribuye y es representante exclusivo de los productos de la marca Chery en la Argentina. La compañía, que contó con la tarea de lobby directo que realizó Franco Macri, importa autos desde Uruguay según el régimen del Mercosur y algunos modelos de China. “Los repuestos provienen del país asiático y de diversos autopartistas del Mercosur”, aclaró Sideco en su informe sobre los estados financieros de 2012.

La importancia de la importación

No hay negocio que quede al margen de este entramado. Las importaciones, que ingresan a través de Uruguay, se canalizan a través de una empresa denominada Partry SA. Naturalmente, Sideco controla el 100% de esta firma, que encabeza el listado de importadores del país vecino.

Campisol, la financiera que fue auditada por LTA y que compartía su domicilio, fue absorbida el 11 de octubre de 2013 por Partry S.A. A través de esta última, Sideco tiene participación también en obra pública y en servicios de recolección de residuos (y actividades vinculadas) en muchos departamentos del país vecino. Incluso, recibió créditos estatales, subsidios para su expansión y exención de impuestos de todo tipo.

Por el secretismo de los paraísos fiscales es difícil determinar con exactitud si se trata de la misma compañía, pero la sociedad Partry también aparece en el registro de empresas radicadas en Panamá, según se puede constatar en la web opencorporates.com.

Su estado permanece activo y, al igual que otras tantas firmas offshore, su cúpula directiva es ficticia: los nombres públicos que figuran son directores en otras cientos o miles de compañías igualmente secretas.