
Seis meses antes de las elecciones presidenciales de 2007, Mauricio Macri presentó su oferta electoral a la embajada de los Estados Unidos. Y no se anduvo con vueltas: “Somos el primer partido pro mercado y pro negocios en cerca de ochenta años de historia argentina que está listo para asumir el poder”, se despachó ante el jefe de misión y el cónsul político de la embajada, según un cable obtenido por Wikileaks.
Por Santiago O´Donnell // Viernes 11 de septiembre de 2015 | 13:22
No queda claro en el despacho con qué gobierno se comparó Macri al retrotraerse ochenta años, porque en 1926 gobernaban los radicales antipersonalistas y el presidente era Marcelo Torcuato de Alvear. La referencia más próxima a los “partidos pro negocios” vendrían a ser los gobiernos conservadores del Fraude Patriótico de principios de siglo, o bien los de la Década Infame de los años treinta.
En cualquier caso ni Macri ni los diplomáticos parecían muy interesados en hablar de historia argentina. Más bien, los representantes de Washington se interesaban por el panorama electoral, mientras el futuro jefe de gobierno porteño buscaba transmitir que ningún otro candidato, local o nacional, sería más amigable con el gobierno de Bush.
Como muestra del clima de negocios que sabe generar, el jefe de gobierno porteño asistió a la reunión acompañado solamente por su íntimo amigo y empresario de la construcción Nicolás Caputo, uno de los principales contratistas de la ciudad. El cable describe a Caputo como un “socio de Macri y hombre de negocios local”. Meses más tarde, a poco de asumir Macri en la ciudad, Caputo tuvo que renunciar a una asesoría ad honorem en el gobierno porteño por negocios incompatibles con la función pública.
En su reunión con los diplomáticos, además de compararse con los gobiernos conservadores de antaño, Macri les informó cómo se estaba preparando para gobernar. Según el cable, dijo que su fundación, Creer y Crecer, estaba trabajando con el Instituto Republicano de los Estados Unidos (y también con la fundación Konrad Adenauer de Alemania) en la formación de nuevos liderazgos. Claro, el Instituto Republicano pertenece al partido de Bush. Caputo aprovechó para meter un bocadillo: dijo que los jóvenes de la fundación estaban un poco ansiosos porque los vaivenes de la política no les permitían concentrarse en proyectos de largo plazo.
En cuanto al panorama electoral, Macri predijo correctamente que el kirchnerismo ganaría fácilmente las elecciones de 2007 pero dio por sentado que el candidato sería Néstor. Dijo que estaba analizando una alianza con Roberto Lavagna pero que no se convencía porque el ex ministro de Economía se rodeaba con personajes del pasado como Duhalde y Alfonsín. Según el cable, Macri dijo que dudaba entre presentarse a jefe de gobierno o competir a nivel nacional, algo que por entonces era de público conocimiento. Finalmente optó por la elección local y en 2007 ganó la jefatura porteña.
Después añade una cita textual. Dijo Macri, según transcribió el diplomático estadounidense: Kirchner entiende que el dinero es poder, por eso ha puesto el énfasis en mantener un superávit fiscal. Por primera vez en la historia reciente, la Argentina no tiene que preocuparse de poder pagar sus cuentas.
El cable de 2007, firmado por el cónsul político Mike Matera, termina diciendo con tono aprobatorio que Macri es el líder de la oposición y que “tiene suficientes recursos y es lo suficientemente joven como para competir a largo plazo”.
II
En agosto de 2008, Mauricio Macri le dijo a un funcionario del Congreso estadounidense que los argentinos estarían contentos de ver caer el gobierno de los Kirchner. Su asesor de política exterior, Diego Guelar, deslizó en la misma reunión que le daba al gobierno nacional sesenta días más de vida, según un cable diplomático obtenido por Wikileaks. El jefe de gobierno porteño había recibido en su despacho a Carl Meacham, funcionario “senior” del comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, envalentonado por el voto no positivo de Cobos en la disputa por la resolución 125.
Macri habló con franqueza del actual gobierno de los Kirchner. Dijo que los argentinos estarían “contentos” si cayeran los Kirchner (alzando su vaso de agua, dijo “si este vaso de agua fuera los Kirchner, todos se estarían peleando por volcarlo”).
Refiriéndose al sentimiento antiestadounidense que es rampante en la Argentina, Macri dijo que es alentado desde la presidencia, que no ha dejado de criticar a los Estados Unidos. Esto se ha agravado porque el involucramiento de los Estados Unidos en la Argentina ha sido demasiado “pasivo” y (sus representantes) no han querido desafiar las provocaciones de los Kirchner. Lo cual, a la larga, deja la percepción de que los Estados Unidos “nunca están”. "A los argentinos les gusta hacerse los antiestadounidenses”, dijo, “pero son muy sensibles a las críticas de los Estados Unidos o a su falta de atención”.
Macri agregó que entiende que Bush no le pueda dedicar mucho tiempo a los Kirchner. “Igual, ellos se lo pasan faltándole el respeto y demonizando a los líderes mundiales”, disparó el jefe de gobierno.
III
Después de tres años al frente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri reconoció que su gestión no le había ganado muchos votantes a nivel nacional. “Si recibo apoyo político fuera de Buenos Aires, en el 90% de los casos es por haber dirigido a Boca y en el 10%, por ser jefe de Gobierno de Buenos Aires”, dijo Macri en febrero del 2010 durante un almuerzo con la embajadora estadounidense Vilma Socorro Martínez en la residencia de la enviada de Washington.
En ese almuerzo, Macri “presionó” para que la embajada subiera el volumen de sus críticas al gobierno nacional, reclamo que el líder de PRO ya había formulado previamente en forma reiterada ante funcionarios estadounidenses. El cable que reseña la reunión da a entender que eso mucho no le gustó a la embajadora:
Sin embargo, en una visita anterior Macri había reconocido que el gobierno de los Kirchner era el único que cuidó la caja y siempre tuvo superávit fiscal desde que tiene uso de la memoria.