El atropello a Víctor Hugo motorizado por Clarín tuvo su origen en el 2000. En plena crisis económica, Macri, por entonces presidente de Boca, le vendió los derechos de transmisión de Boca Real Madrid a Cablevisión para hacer un pay per view súper exclusivo.
Andrés Brown Redacción En Orsai // Viernes 17 de julio de 2015 | 15:58
El Grupo Clarín se la tiene jurada a Víctor Hugo Morales, por su rol de defensor de la Ley de Medios desde mucho antes que asumiera el kirchnerismo.
Además de la campaña diaria en su contra, ahora el Multimedio consiguió un guiño judicial para allanar su casa, en el marco de un juicio que le hiciera Cablevisión, por haber puesto al aire en "Desayuno" parte de la final entre Boca y el Real Madrid del 2000.
Pero la parte desconocida de la historia es que la actitud a lo Robin Hood del prestigioso periodista uruguayo surgió a partir de una negocio que concretó Mauricio Macri, cuando todavía era presidente de Boca pero ya exhibía una mirada elitista y liberal de los derechos ciudadanos. Lo opuesto al actual concepto de Fútbol para Todos, al que todavía se opone el PRO.
El programa "Desayuno" que conducía Víctor Hugo Morales en Canal 7 solía poner imágenes de otros canales para mostrar de que se hablaba a esa hora de la mañana.
El 28 de noviembre del 2000 eligió pasar 76 minutos de la final entre Boca Juniors y el Real Madrid que transmitía, en exclusiva, Cablevisión. El periodista no retransmitió directamente el partido, sino que lo puso en una pantalla de fondo.
Es que Cablevisión había pagado al club Boca Juniors, entonces presidido por Mauricio Macri, 1.068.687 dólares por la comercialización exclusiva de la transmisión de ese partido.
Por entonces, las dos compañías de cable existentes eran Multicanal y Cablevisión, que no era del Grupo Clarín, que compró esa empresa seis años más tarde y decididió continuarle con especial entusiasmo el juicio a Víctor Hugo.
Los clientes de Multicanal directamente no podían si quiere pretender ver el partido. Y los de Cablevisión, tras el negocio de Macri, tenían que pagar un plús. Ese era el concepto que tenía Macri y que confirmaría años más tarde al rechazar la iniciativa del Fútbol para Todos.