La maniobra, cada vez más evidente, sólo se sostendrá mientras un sector de la opinión pública crea que la denuncia inicial del fiscal Nisman tiene sustento

La denuncia que desató la crisis veraniega y que luego sumaría un trágico capítulo con la muerte del fiscal Alberto Nisman, está ahora en manos del juez Daniel Rafecas. En la instancia previa a que el magistrado tome la causa, el fiscal Gerardo Pollicita decidió darle impulso a la denuncia que el 12 de enero había presentado el extitular de la UFI AMIA.

En los turbulentos días de enero Patricia Bullrich, presidenta de la comisión de legislación penal de la Cámara de Diputados, invitó a Alberto Nisman a concurrir al debate para que explicara los pormenores de la denuncia; en simultáneo los medios anunciaban el hecho con todo su poder de fuego. Sin embargo, la muerte del fiscal impidió que la zigzagueante diputada pudiera montar su show.

La denuncia inicial saltó de juzgado en juzgado: Ariel Lijo la dejó pasar, Servini de Cubría rechazó tratarla y hasta el reemplazante de Rafecas, que se encontraba de vacaciones, hizo lo mismo. Sin embargo ante tantas negativas, la Cámara Federal dispuso que fuera Rafecas quien investigue la denuncia del fallecido Fiscal.

Gerardo Pollicita le dio impulso a la denuncia de Nisman de quien era amigo personal desde tiempos en que compartían espacio de trabajo en la Justicia de Morón, donde también convivía con Santiago Blanco Bermúdez, actual abogado de “Jaime” Stiuso.

En este contexto, la jefa de bloque del Frente Para la Victoria en Diputados, Juliana Di Tullio, anunció la convocatoria a Pollicita para que concurriera al debate en comisión y allí explicara los motivos por los que decidió darle impulso a la denuncia. Como era de esperarse, el fiscal se negó.

La maniobra, cada vez más evidente, sólo se sostendrá mientras un sector de la opinión pública crea que la denuncia inicial del fiscal Nisman tiene sustento. Para que eso suceda, debe tener la menor exposición pública posible y a ese juego se presta Pollicita mientras los medios continúan con el foco en la muerte del Fiscal.

La estrategia es extender el ocultamiento de la denuncia lo más cerca posible de las elecciones para seguir esmerilando la alta imagen positiva que conserva Cristina Fernández de Kirchner y que le permitiría apoyar un candidato y dejarlo en la puerta de una nueva victoria.