PROMESA IRREALIZABLE

Marketing al poder: Massa hace campaña con la muerte de Nisman

El marketing al poder. Esa parece ser la consigna de la campaña presidencial de Sergio Massa, que ahora dice que su Frente Renovador se va a presentar como “querellante” en la causa que denunció el fallecido fiscal Natalio Alberto Nisman.

Marketing al poder: Massa hace campaña con la muerte de Nisman

Angel Lisboa - En Orsai // Viernes 23 de enero de 2015 | 10:42

Tomamos la decisión de presentarnos como querellantes de la causa, para garantizar el funcionamiento y el ordenamiento, y para que la sociedad se sienta representada

Sin embargo, ni el Código Procesal Penal ni la jurisprudencia judicial le puedan asignar a su fuerza política el carácter de “particular damnificado” que necesita para llevar adelante su proclama, que los medios hegemónicos amplifican como si se tratase de una certeza.

 

“Tomamos la decisión de presentarnos como querellantes de la causa, para garantizar el funcionamiento y el ordenamiento, y para que la sociedad se sienta representada”, dijo Massa a los periodistas al salir de un encuentro con las autoridades de la Asociación de Magistrados, al que acudió en compañía de una comitiva de diputados de su bloque.
Allí, Massa no solo se adjudicó la representación de la sociedad sino que le anticipó a la corporación que representa a los jueces que su fuerza política pretende ser “querellante” en la denuncia que presentó Nisman contra la Presidenta, su Canciller y otros dirigentes vinculados al oficialismo en una denuncia por el supuesto intento de desvincular a Irán de la voladura de la AMIA. Aunque parece ser que ninguno de los magistrados le advirtió que la jurisprudencia de la Corte abortó cualquier intento de las fuerzas políticas de inmiscuirse en causas judiciales ni cómo su fuerza política podría incluirse entre “los particulares damnificados”, en una causa de la que solo quiere sacar provecho político.
Massa, un novel abogado, le encargó la estrategia judicial a su espada parlamentaria Graciela Camaño, la esposa del dirigente sindical gastronómico Luis Barrionuevo. Camaño, que hace poco consiguió su título de letrada en la Universidad de Morón, propone el atajo jurídico que su bloque de diputados iba a recibir información confidencial de Nisman en una reunión que la comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados –que convocó su presidenta, la macrista Patricia Bullrich— y que la muerte del fiscal terminó por abortar.
Una situación, que según la estrategia de Camaño –en una reunión “informal” fuera del periodo ordinario del Congreso e incapaz siquiera de emitir un dictamen-- los convertiría en “particulares damnificados”, en los mismos términos que podrían invocar la familiares directos del malogrado fiscal.
Nada de eso fue cuestionado por los medios hegemónicos que reprodujeron las declaraciones de Massa con la confianza depositada en que el líder renovador conseguiría su objetivo.  Incluso, algunos ampliaron que el massismo podría ser “querellante” en la causa Amia, a la que solo accedieron en forma unificada las distintas organizaciones que representan a los familiares de la victimas del atentado.
De todas maneras, Massa logró por primera vez desde la muerte de Nisman anticipar su propia jugada electoral a la su principal adversario opositor, Mauricio Macri, que lo primerió en cada declaración pública, asumiendo el liderazgo opositor.
De poco sirvió la puesta presidencialista que montó la marketinera campaña massista al estilo yankee --desde Tigre, en un atril, con una bandera argentina y unos inmensos jardines de fondo detrás de inmenso ventanal— si Macri ya había lo propio y anticipándose desde la jefatura del Gobierno porteño. Esta vez, Massa logró anticiparse a Macri, en un encuentro con la corporación judicial y realizando un anuncio muy difícil de plasmar en la realidad, aunque lo declame como una afirmación.
Ni para Massa ni Macri, la muerte de Nisman aparece como un escollo sino un peldaño más en sus aspiraciones presidenciales. Pero esta vez, Massa logró recuperar la ventaja que había perdido ante su contrincante. Todo es cuestión n de campaña.

“Tomamos la decisión de presentarnos como querellantes de la causa, para garantizar el funcionamiento y el ordenamiento, y para que la sociedad se sienta representada”, dijo Massa a los periodistas al salir de un encuentro con las autoridades de la Asociación de Magistrados, al que acudió en compañía de una comitiva de diputados de su bloque.

Allí, Massa no solo se adjudicó la representación de la sociedad sino que le anticipó a la corporación que representa a los jueces que su fuerza política pretende ser “querellante” en la denuncia que presentó Nisman contra la Presidenta, su Canciller y otros dirigentes vinculados al oficialismo en una denuncia por el supuesto intento de desvincular a Irán de la voladura de la AMIA. Aunque parece ser que ninguno de los magistrados le advirtió que la jurisprudencia de la Corte abortó cualquier intento de las fuerzas políticas de inmiscuirse en causas judiciales ni cómo su fuerza política podría incluirse entre “los particulares damnificados”, en una causa de la que solo quiere sacar provecho político.

Massa, un novel abogado, le encargó la estrategia judicial a su espada parlamentaria Graciela Camaño, la esposa del dirigente sindical gastronómico Luis Barrionuevo. Camaño, que hace poco consiguió su título de letrada en la Universidad de Morón, propone el atajo jurídico que su bloque de diputados iba a recibir información confidencial de Nisman en una reunión que la comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados –que convocó su presidenta, la macrista Patricia Bullrich— y que la muerte del fiscal terminó por abortar.

Una situación, que según la estrategia de Camaño –en una reunión “informal” fuera del periodo ordinario del Congreso e incapaz siquiera de emitir un dictamen-- los convertiría en “particulares damnificados”, en los mismos términos que podrían invocar la familiares directos del malogrado fiscal.

Nada de eso fue cuestionado por los medios hegemónicos que reprodujeron las declaraciones de Massa con la confianza depositada en que el líder renovador conseguiría su objetivo.  Incluso, algunos ampliaron que el massismo podría ser “querellante” en la causa Amia, a la que solo accedieron en forma unificada las distintas organizaciones que representan a los familiares de la victimas del atentado.

De todas maneras, Massa logró por primera vez desde la muerte de Nisman anticipar su propia jugada electoral a la su principal adversario opositor, Mauricio Macri, que lo primerió en cada declaración pública, asumiendo el liderazgo opositor.

De poco sirvió la puesta presidencialista que montó la marketinera campaña massista al estilo yankee --desde Tigre, en un atril, con una bandera argentina y unos inmensos jardines de fondo detrás de inmenso ventanal— si Macri ya había lo propio y anticipándose desde la jefatura del Gobierno porteño. Esta vez, Massa logró anticiparse a Macri, en un encuentro con la corporación judicial y realizando un anuncio muy difícil de plasmar en la realidad, aunque lo declame como una afirmación.

Ni para Massa ni Macri, la muerte de Nisman aparece como un escollo sino un peldaño más en sus aspiraciones presidenciales. Pero esta vez, Massa logró recuperar la ventaja que había perdido ante su contrincante. Todo es cuestión n de campaña.

 

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