El rector de la UCA, Víctor Fernández, lamentó: "Escuché a empresarios muy preocupados por el futuro financiero decir que a las deudas hay que honrarlas. Pocas veces he advertido la misma preocupación ante la deuda con los excluidos".
Sergio Villone // Viernes 01 de agosto de 2014 | 20:16
Tras enumerar diversos logros sociales de los últimos 10 años (“Hay programas de transferencia de ingresos que realmente han permitido que la crisis se sintiera menos en los hogares más pobres”), el rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), Víctor Fernández, aseveró: “No sostenemos los discursos burgueses y miopes que sostienen que la asignación universal por hijo es para alimentar vagos, o que los pobres no tienen ganas de trabajar, ni nos entretenemos en discursos golpistas”.
El actual arzobispo titular de Tiburnia admitió que hay “un “núcleo duro” de pobreza que se resiste a romperse, y que los planes sociales actuales no pueden terminar de resolver”, por lo que propuso como solución la creación de empleo, porque “la tasa de pobreza podrá ser unos números más o menos, pero el asunto es que hay millones de pobres a los que no podemos llegar todavía con las actuales políticas, y eso no debemos ni queremos disimularlo”.
Fernández también se refirió a la pelea con los fondos buitre y el rol de banqueros y empresarios del país. Al respecto, opinó con dureza: “Ante las circunstancias recientes de la deuda externa, he escuchado a empresarios, muy preocupados por el futuro financiero del país, decir que a las deudas hay que honrarlas. Sin embargo, pocas veces he advertido la misma sentida preocupación ante la deuda que tenemos con los excluidos de la sociedad, con los descartables o sobrantes, como los llama al Papa Francisco”.
Después, el rector universitario se dedicó a defender las mediciones de
“Por ejemplo, aceptamos que nuestra medición es predominantemente monetaria, y que las familias reciben otro tipo de ayudas que no cuantificamos, como la vacunación gratuita, ayudas en materiales escolares, etc. Reconocemos que una medición más completa requeriría de otras metodologías complementarias -sumamente costosas- que no podemos afrontar, y que sí permitirían captar toda la variedad de fuentes de ingresos de los pobres”, enumeró.
“De todos modos, también es cierto que nosotros hemos aportado distintas tipificaciones de pobreza con sus correspondientes mediciones, que ayudan a entender mejor el fenómeno. En algunas de esas tipificaciones se advierte un descenso de la pobreza en los últimos años. Por ejemplo, la tasa de indigencia de hogares bajó del 4, 3% de 2010 al 3% de 2013, es decir que bajó casi un 30% en los últimos 4 años. Las necesidades básicas insatisfechas o la inseguridad alimentaria total también descendieron en los últimos años", continuó.
Y concluyó: "La tasa de pobreza medida por porcentaje de hogares bajó un punto y se sitúa aproximadamente en el 17%. Pero en los medios sólo ha aparecido el número general de pobreza por porcentaje de individuos (27%), donde estos matices no se advierten”, se quejó, en un escrito titulado “La Deuda Social”.