En una masiva demostración de fuerza, más de un millón de personas se movilizaron contra el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, denunciando el desmantelamiento de la educación pública y la vulneración de derechos fundamentales. El gobierno de Javier Milei, fiel a su línea de ajuste, responde con provocaciones mientras la resistencia crece en cada rincón del país.
Osvaldo Peralta // Jueves 03 de octubre de 2024 | 05:51
La protesta universitaria ha llegado a su punto máximo de tensión con el gobierno de Javier Milei, y las calles de Buenos Aires y de las principales ciudades del país se convirtieron en el epicentro de una nueva jornada de lucha en defensa de la educación pública. En la Segunda Marcha Federal Universitaria, más de un millón de estudiantes, docentes y trabajadores se movilizaron para rechazar el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, que garantiza los fondos necesarios para el funcionamiento de las casas de estudio. Sin embargo, el gobierno libertario, en una jugada que refuerza su línea de ajuste implacable, se ha mantenido firme en su negativa a sostener una inversión adecuada para la educación pública.
El escenario de la protesta frente al Congreso fue abrumador: miles de pancartas, banderas y cánticos marcaron el ritmo de una jornada que no solo involucró a la comunidad educativa, sino también a sindicatos, organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos que se sumaron a la causa. “No queremos que nos arrebaten nuestros sueños. Nuestro futuro no les pertenece”, señaló con firmeza la presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA), Piera Fernández de Piccoli, frente a una multitud que reclamaba un cambio en las políticas educativas.
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La respuesta de Milei fue inmediata y, fiel a su estilo, cargada de provocaciones y desdén. Desde sus habituales diatribas en redes sociales, el presidente no tardó en calificar a los manifestantes de “golpistas” y acusar a los defensores de la universidad pública de proteger un “botín”. “La universidad pública no está en peligro. Lo que peligra es el botín que se reparten. No permitas que te usen los golpistas”, arremetió Milei, en una clara muestra de su desprecio por las demandas legítimas de un sector educativo que ha sido históricamente el motor de la movilidad social en Argentina.
El veto a la Ley de Financiamiento Universitario no solo pone en riesgo la continuidad de las universidades públicas, sino que también atenta contra los derechos de miles de docentes y no docentes cuyos salarios ya se encuentran por debajo de la línea de la pobreza. En el documento consensuado entre los distintos sectores que participaron de la marcha, se denuncia una situación crítica: “La pérdida de quienes trabajamos en las universidades públicas es de una gravedad inusitada; con un porcentaje enorme de docentes y no docentes percibiendo un salario por debajo de la línea de la pobreza, cuando no de la indigencia”, alerta el texto. Además, la precarización de los trabajadores amenaza con desmantelar los cuadros académicos y administrativos que sostienen el funcionamiento de las universidades.
La movilización fue masiva en todo el país, con grandes expresiones de apoyo en ciudades como Córdoba, Mendoza, Rosario, Tucumán y Ushuaia. Según el titular del Consejo Interuniversitario Nacional, Víctor Moriñigo, las marchas en las provincias “fueron más cuantiosas que las primeras” y envió un mensaje claro al gobierno: “Ojalá el Gobierno tome nota y podamos planificar una solución”.
Sin embargo, lejos de escuchar las demandas populares, el gobierno respondió con obstáculos y trabas. Durante la jornada, se denunciaron múltiples intentos de frenar la convocatoria. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue acusada de ordenar cierres de calles y cambios de horario en los cortes para impedir que las columnas más numerosas llegaran al Congreso. A pesar de estos intentos de desmovilización, la marcha fue contundente, y el reclamo resonó con fuerza en cada rincón del país.
En paralelo a la movilización en Buenos Aires, el expresidente Mauricio Macri, enojado con la actuación de Karina Milei en la Ciudad de Buenos Aires, evaluó dejar caer el veto al financiamiento universitario, sumando tensión a la ya fracturada alianza oficialista. Mientras algunos diputados libertarios dudan en seguir apoyando el veto por el costo político de enfrentarse a los estudiantes, otros, como el diputado radical Martín Arjol, manifestaron abiertamente su rechazo: “Soy docente universitario y es necesaria una actualización de los salarios”.
La educación pública, un derecho fundamental que ha sido históricamente una herramienta de ascenso social en Argentina, está hoy en el centro de un conflicto que enfrenta a un gobierno que prioriza los intereses del capital financiero y de las élites económicas, contra un pueblo que lucha por su derecho a una educación de calidad, inclusiva y accesible para todos. El veto a la Ley de Financiamiento Universitario es solo la punta del iceberg en un país que enfrenta un ataque sistemático a su sistema educativo.
A pesar de los intentos de desmovilización, el mensaje de la comunidad universitaria es claro: la educación no se negocia. “La educación del pueblo no se vende, se defiende”, afirmó el exprecandidato a presidente Juan Grabois, quien también se sumó a la convocatoria. Entre los manifestantes, jóvenes estudiantes cantaban consignas en contra del ajuste y pedían la renuncia de Milei. “Traigan al peluca de Milei para que vea, los estudiantes pelean por la educación”, gritaban algunos, mientras otros mostraban carteles que resumían el sentir popular: “La Libertad no huele a educación, huele a gas pimienta”.
El cierre de la jornada estuvo marcado por la lectura de un documento que pidió a los legisladores que ratifiquen la norma que recompone el presupuesto universitario, en un claro llamado a la resistencia ante un gobierno que, bajo el pretexto de la “austeridad”, amenaza con destruir el sistema educativo público. “Le decimos a los legisladores que cumplan con su función, que es escuchar al pueblo”, advirtió el secretario general de CONADU, Carlos De Feo.
Con la mirada puesta en el futuro, el desafío es enorme, pero la comunidad educativa ha dejado claro que no se rendirá. La lucha continúa, y el veto de Milei, lejos de apagar la resistencia, ha encendido aún más las llamas de un movimiento que defiende la educación pública como un derecho inalienable y una herramienta de transformación social. Las calles lo gritan: el futuro no se vende, se pelea.
Fuentes:
https://www.pagina12.com.ar/771998-mas-de-un-millon-de-personas-en-la-segunda-marcha-federal-un
https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/las-fuerzas-del-aula-un-millon-de-personas-contra-el-veto-de-milei/
GOBIERNAN PARA RICOS
— En Orsai (@EnOrsai) October 2, 2024
El plan invisible del gobierno de Milei para desmantelar la educación pública y de calidadhttps://t.co/hdI2fnbFXt