INDUSTRICIDIO

Una salida sin retorno: el cierre de Dow en Argentina y un impacto que va más allá de los despidos directos

El cierre de la planta petroquímica en Puerto San Martín no solo pone en riesgo 120 puestos de trabajo directos, sino que amenaza con un efecto dominó que afectará a cientos de pequeñas y medianas empresas en todo el país. La reestructuración global de Dow profundiza la crisis en la industria nacional.

Una salida sin retorno: el cierre de Dow en Argentina y un impacto que va más allá de los despidos directos

entrevista radial // Lunes 07 de octubre de 2024 | 09:07

Desmantelando el futuro: el cierre de Dow que condena a las pymes argentinas

Mauricio Brizuela, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Petroquímicos Unidos (SOEPU), advierte sobre las graves consecuencias que tendría el cierre de la planta de Dow en Santa Fe. Lo que comenzó como una reestructuración global de la empresa podría dejar a millas de trabajadores sin empleo y hundir a las pymes que dependen de los productos petroquímicos que hoy se fabrican en el país.

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Dow cierra su planta en Argentina: una decisión que condena a las pymes locales

El anuncio del cierre de la planta de Dow en Puerto San Martín, Santa Fe, no solo ha encendido alarmas entre los trabajadores de la empresa, sino también en cientos de pequeñas y medianas empresas que dependen de los insumos producidos en dicha planta para continuar con sus actividades. Mauricio Brizuela, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Petroquímicos Unidos (SOEPU), fue claro al describir la situación: "Ellos lo que plantean es que no quieren producir más en Argentina, quieren importar desde Brasil". La medida responde a una reestructuración global que implica el cierre de siete plantas en todo el mundo, pero las consecuencias en Argentina podrían ser devastadoras.

La planta de Dow en Puerto San Martín es la única productora de polioles y glicoles en Argentina, dos componentes esenciales para la fabricación de productos como espumas, plásticos, pinturas y textiles, que alimentan una extensa cadena de producción que incluye una industrias de colchones. , fabricantes de pintura, y otros pequeños y medianos productores. "Lo que intenta es traer el producto de Brasil y seguir manteniendo el mismo mercado, las mismas ganancias, porque es una empresa rentable, pero no quieren vender la planta para evitar competencia", explicó Brizuela. Este cierre, que afectaría directamente a 120 trabajadores, tendría repercusiones mucho más amplias, ya que muchas pymes que dependen de estos insumos se verían obligadas a cerrar oa reducir sus operaciones restrictivas.

¿Por qué no vender la planta?

La posibilidad de que Dow venda la planta, en lugar de simplemente cerrarla, podría ofrecer una solución para preservar los empleos y mantener la producción en el país. Sin embargo, la empresa ha sido clara en su negativa a vender. "Es una planta rentable, por eso no quieren venderla, primero para no transmitir tecnología y segundo para seguir dominando el mercado en Argentina", afirmó Brizuela. La decisión de Dow responde a una estrategia global para consolidar su producción en Brasil, donde los costos son menores y las regulaciones menos estrictas, manteniendo así el control sobre el mercado argentino sin necesidad de competir con nuevos actores locales.

El problema de fondo radica en la posición dominante que Dow ha logrado en el mercado argentino. Al ser el único productor de estos insumos petroquímicos en el país, la empresa tiene la capacidad de imponer precios y condiciones de venta que afectan tanto a grandes industrias como a pequeñas empresas. Si Dow decide importar desde Brasil, las pymes argentinas no solo tendrán que pagar más por los insumos, sino que también perderán la flexibilidad que les ofrece tener un productor local. "Hoy muchas pequeñas empresas vienen con su camión y se llevan el producto. Eso va a desaparecer", advirtió Brizuela. La logística internacional y los mayores costos de transporte dificultarán el acceso a estos insumos, afectando particularmente a los pequeños productores.

Un impacto que va más allá de los despidos directos.

El cierre de la planta de Dow en Puerto San Martín no es solo una cuestión de los 120 trabajadores que perderían su empleo. Brizuela estima que el impacto se multiplica cuando se consideran los trabajadores indirectos, desde servicios de transporte hasta comedores, seguridad y servicios médicos que dependen de la actividad de la planta. "Se habla de 120 trabajadores directos, pero eso se multiplica por tres o por cuatro", subrayó Brizuela. La magnitud del daño económico para la región y para el país es difícil de medir, pero lo que está claro es que la reestructuración global de Dow podría dejar una huella profunda en la industria nacional.

Este cierre afectará a industrias que utilizan productos como polioles y glicoles en su producción diaria. Las pequeñas y medianas empresas, en particular, serán las más afectadas, ya que no tienen la capacidad de negociar precios ni absorber los costos adicionales de importar estos insumos desde Brasil. "El cierre de Dow generará un efecto dominó", advirtió Brizuela. "Las pymes no podrán seguir produciendo y muchas cerrarán".

Lo más preocupante es que este tipo de decisiones corporativas no solo afecta a los trabajadores directamente implicados, sino que también repercuten en toda la cadena productiva. Las industrias locales, que dependen de insumos específicos, se verán obligadas a importar productos terminados desde el exterior, con precios y condiciones impuestos por multinacionales que dominan el mercado global.

La falta de intervención del Estado

Hasta el momento, la respuesta del gobierno ha sido limitada, lo que genera preocupación entre los trabajadores y empresarios locales. Brizuela y su sindicato han iniciado reuniones con la Confederación General del Trabajo (CGT) y otras entidades sindicales para buscar soluciones y presionar al gobierno nacional para que intervenga en el conflicto. "Lo que nosotros intentamos es que entiendan el daño que van a hacer si se permite que Dow desmantele esta planta", afirmó Brizuela. Aunque reconoce que la decisión de una empresa multinacional como Dow puede estar fuera del control directo del gobierno argentino, el sindicalista insiste en que el Estado debe intervenir para evitar un daño mayor a la economía local.

 

 

Una de las principales demandas del sindicato es que el gobierno exija a Dow que venda la planta si decide retirarse del país. "Si Dow se quiere ir, que se vaya, pero que venda la planta y permita que alguien más continúe con la producción", argumentó Brizuela. Sin embargo, la posición del gobierno actual, que promueve un enfoque de libre mercado y poca intervención estatal, no ofrece muchas esperanzas de una solución favorable para los trabajadores.

El panorama no es lento. "La verdad que no somos optimistas", admitió Brizuela. Con una reunión programada con la Secretaría de Trabajo de la Nación, los representantes sindicales esperan, al menos, obtener una visión clara de las intenciones del gobierno y buscar una salida que no condene a millas de trabajadores y pequeñas empresas. Sin embargo, si se deja que prevalezcan las leyes del mercado, es probable que el cierre de Dow sea solo el comienzo de una cadena de cierres y despidos en la región.

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