Los diarios Clarín y La Nación no reconocen límites en su cobertura -más apropiado sería hablar de campaña- contra el anteproyecto de reforma al código penal elaborado por una comisión de expertos, con la participación de referentes políticos del oficialismo y las oposiciones.

El pasado martes, ambos matutinos, ante un fallo específico de la Corte Suprema, dejaron volar su imaginación de forma llamativamente (o no) coincidente e interpretaron: “La Corte avaló la prohibición de conceder la libertad condicional a reincidentes” y "La Corte Suprema avaló la prohibición de la libertad condicional para reincidentes".

Una publicación del sitio Chequeado.com dejó en claro que “los titulares son incorrectos porque la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo al que hacen referencia los diarios no ‘avaló’ dicha prohibición”.

El portal explica que “la medida adoptada por la Corte fue dejar firme una sentencia previa que rechaza ‘la inconstitucionalidad de la norma que veda la aplicación de la libertad condicional a reincidentes’”, para lo cual se apoya en el testimonio experto del letrado Gustavo Arballo.

“En dicha sentencia” -continúa- “se determinó que no se analizaría el caso en base a lo establecido por el artículo 280 del Código Procesal Penal, el cual permite desestimar un expediente sin fundamentación”.

“Por lo tanto, no hubo un tratamiento jurídico específico ni decisión alguna sobre la reincidencia que establezca jurisprudencia de la Corte Suprema en uno de los puntos que modificaría el anteproyecto de Código Penal que la Presidenta anunció que enviaría al Congreso”, concluye el chequeo público.

En la alusión de esas últimas líneas se esconden las patas de la mentira mediática: de lo que se trata es de sacar del camino, a como dé lugar, el anteproyecto de reforma al vetusto código penal vigente en nuestro país.

La lógica mediática dominante es destruir cualquier propuesta que se vincule con el “enemigo” gubernamental.

En el medio, quizás, se frustra la posibilidad histórica de un debate profundo en torno a una reforma necesaria, pero ¿acaso importa?