La seguidilla del talentoso artista arrancó el 28 de noviembre pasado, según consignó el sitio especializado DsD. Desde aquel día, Clarín acompañó sus notas de opinión (todas dedicadas a algún funcionario de gobierno y siempre con un previsible tono adverso) por un dibujo de un misterioso trompetista creado por Hermenegildo  “Menchi” Sabat.

En cada caso, la melodía de la trompeta (instrumento de viento similar al clarín) va directo a los oídos y la cabeza del dirigente de turno, que escucha entre embelesado y aturdido.

Primero, fue el turno del recién asumido ministro de Economía, Axel Kicillof. La nota fue escrita por Daniel Fernández Canedo, bajo el título "Cualquier semejanza con un ajuste, es casual".

Después le tocó al nuevo jefe de Gabinete Jorge Capitanich y, dos días más tarde, a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Hasta que el 4 de diciembre pasado, en una nota referida nuevamente a la presidenta (escrita por Julio Blanck), quien parecía tocar la trompeta en el dibujo era el propio Hermenegildo Sabat.

La serie del trompetista seguiría con el ex mininistro de Seguridad, Arturo Puricelli, con Kicillof nuevamente y con el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini.

Si bien el mensaje de la caricatura no es demasiado explícito en la saga del trompetista, Sabat ya había generado polémica con algunos de sus dibujos en Clarín.

En 2007, a raíz del asesinato del sindicalista Abel Beroiz en Rosario, Sabat presentó a un Hugo Moyano con las manos ensangrentadas.

La ilustración acompañaba una nota en la que ciertas “versiones” involucraban a Moyano con el crimen.

Previsiblemente, el camionero se enojó con Sabat y le respondió: “Es un delincuente. Lo quieren hacer aparecer como el gran hombre de la cultura".

Ante tal cuestionamiento, el Grupo Clarín adujo un intento de coartar la libertad de expresión.

Claro que por entonces Moyano aún era aliado del gobierno. Desde que el cegetista se pasó a la vereda opositora, el trato de Clarín hacia Moyano pasó de hostil a favorable y amistoso (en 2013, el sindicalista protagonizó dos tapas del diario y ambas de tono amigable), y Sabat no realizó más caricaturas que lo molestaran.

En 2008, en medio de la crisis con las patronales agropecuarias, Sabat dibujó a una Cristina con la boca tapada por una cruz y el perfil de Néstor Kirchner asomando desde la cabeza de la presidenta.

Eran los días en los que se machacaba con el “doble comando” y con que, si bien la presidenta era Cristina Fernández de Kirchner, el poder real lo manejaba su esposo.

El año pasado, Sabat concretó otra ilustración controversial, cuando la plasmó a Cristina con un ojo morado.

Ante un revés judicial sobre la constitucionalidad de la Ley de Medios (previo a que la Corte Suprema decretara su vigencia y legalidad plena), el dibujante de Clarín presentó a la presidenta con un golpe en la cara, lo que generó que la Legislatura porteña expresara su preocupación por cierta “violencia de género” implicada en esa obra de Sabat.

Ahora, el artista del diario más vendido optó por darle en persona un “toque de atención” musical a la presidenta de la Nación.