En esta misma línea, si los trabajadores organizados, léase sindicatos, intentan que el salario supere el de mercado, la respuesta de los empresarios sería menores niveles de contratación, o traslado de los mayores costos laborales a los precios internos.

Como se ve el resultado de “exigir” salarios que cubran el costo de vida son el desempleo o la inflación, y todo esto por “no respetar” el salario de mercado.

Quienes adscriben a esta teoría económica sostienen que adaptarse a la “tasa natural de desempleo” y al “salario del mercado”, es el sacrificio necesario para crecer.

¿Pero es así? En principio vale preguntarse ¿existe la tasa natural de desempleo o NAIRU, Non-Accelerating Inflation Rate of Unemployment (Tasa de desempleo no aceleradora de la inflación)?

La NAIRU es un mito que se apoya en la creencia que los empresarios contratan trabajadores, si y solo si, les resulta barato hacerlo.

Se olvidan quienes la sostienen, que la demanda de trabajo se deriva de la demanda agregada de bienes y servicios, o sea del crecimiento de la actividad económica. Los empresarios contratan trabajadores en la medida en que deseen producir y vender más bienes para satisfacer la demanda, y obtener a partir de un aumento de sus ventas, un mayor ingreso que les permita pagar por esa fuerza de trabajo y aumentar sus ganancias.

No es el salario, es el consumo interno

En este último periodo el desempleo a nivel país trepo al 8,7 por ciento y afecta a 1millon y medio de personas, el subempleo (las personas que trabajan menos de 40 horas semanales y buscan ampliar las horas trabajadas), afecta a casi 2 millones de personas.

El desempleo disminuyo en términos porcentuales con respecto al mismo periodo del año anterior, cuando llegó al 9,3 por ciento. Esta disminución numérica no representa un dato positivo, ya que está acompañada por una disminución de la tasa de empleo, o sea la cantidad de personas ocupadas, como consecuencia de la disminución de la actividad económica.

Por otra parte, también disminuyó la tasa de actividad, o sea las personas que buscan empleo activamente. Este último dato marca el aumento de los “desilusionados”, o sea las personas que abandonan la búsqueda de empleo, por efecto de la desesperanza y de la falta de recursos necesarios para sostenerla, los costos de la búsqueda, que abarcan desde la indumentaria hasta el transporte.

La situación en el conurbano no es mejor, la desocupación en esta área trepó a casi el 11 por ciento.

Cuando se observan los registros del Sistema Integrado Previsional Argentino, los datos son más desalentadores, ya que se destruyen puestos de calidad y se reemplazan por puestos de monotributistas, precarios, y de menores salarios.

¿Cuál sería entonces la tasa de desempleo que no acelera la inflación?

¿Cuántos de nuestros compatriotas es necesario sumergir en la desesperación y la miseria inmolados en el altar de la baja de la inflación?

Si aumenta el ejército industrial de reserva y los salarios bajan, ¿cómo se recupera la actividad económica?

En este contexto, ¿qué seriedad tienen los argumentos que favorecen la “reforma laboral”, como herramienta para la disminución del desempleo en un contexto recesivo?

Y para finalizar, continuando con preguntas que el gobierno aún no responde. ¿DÓNDE ESTÁ SANTIAGO MALDONADO?

CULPÓ AL GOBIERNO
Por las importaciones: Adidas despidió 112 trabajadores y peligran otros 300 máshttps://t.co/eewFTbm9MQ pic.twitter.com/SRC5GtwsxN

— En Orsai (@EnOrsai) September 20, 2017