datos bajo reserva

La escandalosa trama del encubrimiento de Patricia Bullrich sobre Santiago Maldonado

La revelación publicada por Tiempo Argentino pone a toda la cadena de mando de la cartera de Seguridad y a la Gendarmería Nacional en una complicadísima situación. Bullrich pende de un hilo que se puede cortar luego de las elecciones. Las implicaciones ponen al gobierno ante un posible delito de Lesa Humanidad.

La escandalosa trama del encubrimiento de Patricia Bullrich sobre Santiago Maldonado

Domingo 13 de agosto de 2017 | 12:38

Un articulo publicado hoy por el diario Tiempo Argentino revela una trama escandalosa protagonizada por las más altas esferas del ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich.

Según informa el diario cooperativo, habría pruebas que involucran a la ministra Patricia Bullrich, su jefe de Gabinete, Pablo Noceti y su secretario, Gerardo Milman en el encubrimiento del peritaje a una unidad Unimog, que fue lavada deliberadamente para borrar rastros, pero que al ser sometida a pruebas de Luminol revelaron rastros de sangre que son debidamente analizados en un laboratorio.

De comprobarse esta información, toda la cadena de mando de la cartera de Seguridad quedaría en una complicadísima situación por la desaparición forzada de Santiago Maldonado y el encubrimiento de pruebas.

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Tiempo Argentino pudo acceder a un dato hasta ahora mantenido bajo reserva por el juzgado: el vehículo Unimog fue peritado el sábado 5 de agosto por la Policía de Chubut y la Federal ante testigos (pero sin la presencia de personal judicial por “problemas de tránsito”) y, a pesar de haber sido lavada, la prueba de luminol detectó un rastro de sangre en el asiento trasero y otro en la caja. Las conclusiones al respecto están cifradas en los exámenes del ADN.

Esa información Milman ya la sabía. Y preocupaba de sobremanera a su jefa, la ministra Patricia Bullrich.

Desde Chubut el funcionario mantenía una permanente comunicación telefónica con ella; de modo que pudo transmitirle en tiempo real el hallazgo en la caja de Unimog de cinco cabellos largos –que podrían ser compatibles con los de Santiago–, además de presuntas manchas hemáticas en el predio de la unidad, bajo un cono naranja y en una soga. Una vez finalizado el trámite recibió la orden de volver inmediatamente a Buenos Aires.

Con el correr de las horas, el peso de la realidad comienza a vulnerar la negación orgánica entre Gendarmería, las autoridades ministeriales y el propio Mauricio Macri acerca de la responsabilidad estatal en la desaparición forzada de Santiago.

De hecho, ese medio pudo confirmar que hasta altas horas del viernes una mujer –bajo identidad reservada– prestó declaración ante funcionarios del juzgado federal en la lof de Cushamen, y confirmó que el joven estaba allí al momento de irrumpir la tropa represiva. Tal testimonio –ahora debidamente asentado en el expediente– echa por tierra la versión esgrimida por Bullrich que ponía en duda su presencia durante el operativo sobre la Ruta 40 dado que –de acuerdo a sus palabras- “todos se encontraban encapuchados”.

En diálogo telefónico con Tiempo, el jefe del Escuadrón 36, comandante Pablo Ezequiel Bodié, aclaró que sus hombres “sólo prestaron un servicio de apoyo al procedimiento”.

Según se explica en el artículo, los jefes de los escuadrones 35 y 36 de Gendarmería mantuvieron diálogos telefónicos con ese medio, pero guardaron un fuerte hermetismo aunque pese a ello no resultó imposible la reconstrucción del organigrama operativo del martes ni su cadena de mandos.

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La tropa pertenecía a los escuadrones de Esquel (al mando de Bodié), de Bariloche (al mando del comandante Luis Pizzati), de El Bolsón (al mando de Méndez) y también participaba una unidad móvil venida desde la localidad de Ministro Ramos Mejía, de Río Negro. En total, unos 80 efectivos. El primero cubría el perímetro del teatro de operaciones. Y el segundo ingresó al predio mapuche detrás del tercer escuadrón, cuyos hombres tuvieron el papel más activo en la faena. Tanto es así que, durante la primera fase, su jefe llevaba la voz cantante sobre el resto de los gendarmes y funcionaba como una correa de transmisión entre ellos y las órdenes impartidas por Noceti. Luego –durante el resto de la acción, que incluía el momento en que Santiago fue capturado–, Méndez se replegó a una camioneta blanca estacionada a la vera de la lof para enfrascarse en conversaciones a través del equipo de comunicación mientras era remplazado en el mando táctico por el oficial Pablo Escola, subjefe del Escuadrón de Esquel (cuya rúbrica figura en el acta del procedimiento), bajo la responsabilidad del titular de la Agrupación XIV de Chubut, comandante mayor Conrado Héctor Balari, en tanto que la dirección estratégica continuaba en manos de Noceti.

Dicen que Mauricio Macri está muy contrariado por las derivaciones del asunto, justo en el final de una campaña. Dicen –en los pasillos de Balcarce 50– que la cabeza de la señora Bullrich pende de un hilo. Y que tal hilo podría cortarse después de las elecciones.

Pero ante los reclamos locales e internacionales por el esclarecimiento del caso –que incluyen desde la multitudinaria manifestación del viernes hasta la exigencia de la ONU para que el Estado argentino tome urgentes medidas al respecto, pasando por su gran difusión en los principales medios del mundo–, la única reacción pública del presidente fue cargar las tintas sobre–según su parecer– el carácter díscolo de la comunidad mapuche, mientras que la ministra no se ponía colorada al describir la desaparición forzada de Santiago Maldonado como una “construcción” de la familia y los organismos de Derechos Humanos.

Motivos no les faltan: proteger a Noceti y a los gendarmes es encubrir sus propios pellejos, nada menos que en un delito de lesa humanidad, concluye Tiempo Argentino.

Fuente:  https://www.tiempoar.com.ar/

https://portaldenoticias.com.ar

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