En todo el periodo democrático en Argentina, no sucedió que un presidente constitucional ordenara la quita de otro mandatario elegido por el pueblo. Solo las dictaduras más rancias y vengativas tomaron esas medidas.

Ayer Macri ordenó que se descolgaran de las paredes de la casa de gobierno los cuadros de Néstor Kirchner y Hugo Chávez, sin mayor explicación.

La decisión sin dudas es comparable con la actitud tomada por el mismo Néstor al ordenar bajar los cuadros de los genocidas en la ESMA: mientras el ex presidente ordenó descolgar los cuadros de quienes implantaron el terror en el país, Macri por su parte lo hace con un presidente constitucional.

Cabe recordar que el mismo Mauricio Macri había prometido tirar por la ventana a Néstor en medio de una campaña política.

La acción también echa por tierra una de las propuestas básicas que realizó el macrismo a lo largo de toda la campaña: unir a los argentinos.

Las estigmatizaciones sobre los trabajadores públicos, descolgar cuadros de ex presidentes, lo único que hacen es fomentar el odio entre la misma sociedad. Que al parecer es el mismo que se ejerce desde el sillón de Rivadavia.