La superficie de 260 hectáreas se mantuvo casi invariable y eso se explica por la construcción en altura ante la demanda creciente de aquellos que buscan piezas.

Integrantes de la Villa 31, y 31 Bis (Retiro), Villa 20 y Papa Francisco (Lugano), Zavaleta y Villa 21-24 (Barracas) , Villa 1-11-14 (Bajo Flores), entre otros asentamientos, fueron los portavoces de casi 300 mil que hay en todo el territorio porteño, y ocuparon en lugar central de una concentración que se transformó  en una audiencia que permaneció expectante y atenta a las preguntas de los entrevistadores y a las respuestas de los entrevistados.

"Yo vine hace 19 años a la Argentina, soy una trabajadora y tengo a mis hijos conmigo, quiero vivir bien, tengo derecho. Hace años esperamos la urbanización de las villas, las leyes están. ¿Por qué no las cumplen?", preguntó a la nutrida concurrencia una vecina de Villa Lugano, entrevistada por Frecuencia Villera.

Pero para entender mejor esta problemática, es necesario asignarle números y ver cómo desmejoraron las condiciones de hábitat de estas personas, desprotegidas por el gobierno de Mauricio Macri.

El último Censo nacional, que realizó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), estableció que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la población de las villas y asentamientos es de 163,6 mil y que entre 2001 y 2010 aumentó un 52%.
Según consignó el sitio chequeado.com la Secretaría de Hábitat e Inclusión  del Gobierno de la Ciudad publicó en 2013 una estimación oficial intercensal que ubica en 275 mil la cantidad de habitantes de asentamientos informales en 2013. Con ese dato, si tenemos en cuenta el Censo de 2010 que habla de 2,89 millones de habitantes en la Ciudad, casi uno de cada diez porteños vive en villas.

Esos casi 300.000 habitantes representan el 10 por ciento de la población general, para quienes el gobierno del  Pro destina menos del 3 % del presupuesto.

Si bien existen al menos cinco leyes que proponen la urbanización de los barrios carenciados porteños, ninguna de ellas avanzó. Es importante destacar que la superficie de 260 hectáreas se mantuvo casi invariable y eso se explica por la construcción en altura ante la demanda creciente de aquellos que buscan piezas. Surge así un nuevo fenómeno de inquilinos informales, que según estadísticas de la Defensoría representan el 40% de los habitantes de asentamientos de la Capital. Y es justamente esta población la más vulnerable porque está expuesta a desalojos violentos en cualquier momento

Un relevamiento realizado por la Defensoría General de la Ciudad de Buenos Aires en la Villa 21-24 arrojó datos contundentes, que bien pueden extenderse a otros territorios. Según el estudio:
El 100% de los encuestados indica que sufren interrupciones en el suministro del servicio eléctrico.
El 81% sufre baja tensión.
El 33% dijo tener cortes todos los días de la semana.
Sólo el 23% dijo tener cortes una vez por semana.
El 96% de los hogares carecen de medidor.
El 60% carece de dispositivos de seguridad eléctrica.
El 58% tuvo pérdidas materiales por problemas eléctricos.
El 54% de los encuestados convive con personas enfermas, de las cuales el 67% precisa medicamentos refrigerados.
7 personas manifestaron que sus paredes están o estuvieron electrificadas.
5 manifestaron haber sufrido explosiones.
3 sufrieron incendios.
Todos los comedores y centros de salud de la zona manifestaron tener problemas con el servicio eléctrico.