Es asesor, pero no está formalmente como asesor, pero es una persona de mucha cercanía a Mauricio, que además ha generado una muy buena relación con Marcos, con Horacio y con todos, y que está ahí

Ante la decisión tomada, la precandidata a jefa de Gobierno, Gabriela Michetti, tuvo durísimas consideraciones para con su competidor directo Horacio Rodríguez Larreta y el jefe del partido, Mauricio Macri. "No puedo evitar sentir tristeza", señaló en referencia al apoyo del alcalde al jefe de Gabinete.

Pero detrás de la determinación de Macri de apostar por Larreta, y no por Michetti, hay una trama que excede el trato y la preferencia personal.

Uno de los dirigentes que le sacó bolilla negra a Michetti es el poderoso e influyente empresario Nicolás Caputo, una especie de alcalde en las sombras del gobierno porteño.

La relación entre Caputo y Michetti fue tirante desde el comienzo de la gestión macrista en la Capital. Nicky siempre la juzgó demasiado ingenua y cada vez que pudo le operó en contra.

Apenas asumió Macri en el gobierno porteño, Michetti le pidió al alcalde que Caputo ocupara un cargo formal. Macri entonces accedió: lo nombró asesor ad honorem, en un intento de "blanquear" el verdadero lugar de su amigo. Pero la oposición presionó y Caputo debió renunciar.

Caputo fue cuestionado por incompatibilidad en su doble rol de influyente jugador político y contratista del Estado, lo que agrandó la brecha entre el empresario y Michetti.

Ya en 2008, en una tensa entrevista Michetti reconoció casi sin querer cuál era el verdadero rol de Caputo.

"Los lunes almorzamos, con Mauricio, con Horacio (Rodríguez Larreta) con Marcos Peña. Y a veces están los demás amigos de Mauricio, porque le pasa como me pasa a mí, uno trata de tener dos personas muy amigas que tratan de estar cerca. Como pueden ser Nicolás Caputo como José Torello. En esos almuerzos se discuten las estrategias de gobierno. Es la famosa mesa chica".

Ante la repregunta del periodista Reynaldo Sietecase por el papel de Caputo en esas reuniones, Michetti respondió nerviosa y titubeando: "No, este tema no estaba… Caputo es muy amigo de Mauricio... Hablamos de todos los temas. Es asesor, pero no está formalmente como asesor, pero es una persona de mucha cercanía a Mauricio, que además ha generado una muy buena relación con Marcos, con Horacio y con todos nosotros, y que está ahí".

Caputo y Macri se conocieron en el colegio Cardenal Newman cuando ambos tenían seis años. Es su principal consejero, parte de la mesa hiperchica de Pro y un contratista del Estado porteño en la obra pública.

Si bien Caputo tenía negocios con el Estado antes de la llegada de Macri al gobierno, hubo también importantes adjudicaciones de obras durante esta gestión: a la empresa de la familia Caputo le fueron adjudicadas la reparación de 14 escuelas y obras de bajo nivel de los ferrocarriles, al margen de que ya tenían los contratos por el mantenimiento de buena parte de la infraestructura hospitalaria.

Multimillonario y señalado como testaferro de Macri por muchos dirigentes de la oposición, Caputo además estuvo muy cerca de Macri en un momento clave de la vida del ex presidente de Boca: en el secuestro de Macri, fue Nicky el que se encargó de pagar el rescate. Más recientemente, fue el testigo elegido por Macri en su casamiento con Juliana Awada.

Así, desde esa cercanía y nivel de influencia, Caputo dictaminó: el elegido para la sucesión debía ser Rodríguez Larreta y no Michetti.